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Formación Online (I): MOOCS o cómo estudiar a distancia y gratis en las universidades más prestigiosas del planeta

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Con el cada vez uso más extendido de Internet, también son más los recursos a los que cualquiera puede tener acceso desde cualquier dispositivo conectado. Esto es especialmente útil si se habla de la formación online, ya que permite disfrutar de lecciones, aplicaciones, cursos y otras herramientas desde casa, de forma muy sencilla y, en muchas ocasiones, sin requerir coste adicional para el usuario final.

Dentro de este contexto se encuentran los MOOCs (Massive Online Open Courses, Cursos masivos y abiertos online): cursos masivos porque apelan a una audiencia global sin límite de alumnos matriculados, online porque se desarrollan en su totalidad en Internet y abiertos porque tanto materiales como la propia matrícula son gratuitos para el alumno.

Los primeros ejemplos de formación utilizando este modelo llegaron en 2008, pero los MOOCS nos llegaron a popularizarse hasta 2011. En otoño de ese mismo año, la Universidad de Standford ofreció 3 cursos y cada uno de ellos llegó a superar los 100.000 alumnos inscritos. Desde entonces, cada vez son más las plataformas que surgen ofreciendo formación siguiendo este modelo, apoyadas incluso por universidades prestigiosas de todo el mundo.

Oferta actual de MOOCS

  • Udacity:Surgió como plataforma basada en el primer curso online gratuito que ofreció la Universidad de Stanford en 2011. Recientemente anunció un acuerdo con la Universidad de San Jose, pero el modelo es ligeramente distinto que en otros sitios similares: se apuesta por cursos de expertos en una materia, sean de la universidad que sean, y no tanto por distribuir clases de un determinado centro educativo.
  • eDX: Creado en 2012 por Harvard y el MIT y en el que participan Berkeley y la Universidad de Georgetown, entre otros. Sus cursos van orientados hacia temas técnicos, aunque este otoño también han incluido en su programa una clase enfocada a métodos clínicos y de salud pública.
  • Coursera: Hasta 33 universidades distintas participan en este sitio web, entre las que se encuentran Stanford, Princeton y otras tantas escuelas internacionales. Durante las próximas semanas está previsto que den comienzo multitud de cursos, de temas tan variados como matemáticas, salud mental o sociología, por poner tres ejemplos.

Dificultades y desafíos de este modelo

La flexibilidad de este tipo de cursos provoca, precisamente, alguno de sus puntos débiles. El hecho de que los MOOC sean «masivos», como viene implícito en su nombre, también conlleva sus dificultades: el alumno carece de la atención personalizada que le puede brindar un profesor en un curso tradicional de los que se ofrecen en la formación reglada en los distintos países.

En este tipo de formación a distancia no sólo cambia la relación con el profesor, sino la propia estructura de la materia impartida. El programa es más abierto, los materiales y las lecciones son colaborativas y se depende mucho más de la voluntad del alumno. A diferencia de lo que ocurre en las clases tradicionales, los estudiantes deben trabajar por su cuenta sin seguir necesariamente un estricto programa de trabajo.

Para el final nos dejamos uno de los grandes problemas de estos cursos online: la falta de un certificado oficial con validez que acredite que se ha superado una determinada materia. La imposibilidad técnica de comprobar que el alumno ha completado correctamente todas sus tareas y pruebas por su cuenta y sin hacer trampas impide que se puedan otorgar títulos o reconocimientos de este tipo, por lo que al final estos cursos sólo sirven para aquellos que de verdad sienten interés por aprender más sobre un determinado tema. Aquellos que quieran realizar un curso y después utilizarlo para justificar sus conocimientos ante terceros, tendrán que buscarse otras alternativas.

Evolución hacia los cursos híbridos

Entonces ¿qué ocurre con aquellos que quieren formarse en un determinado tema pero que, de cara a terceras personas o posibles salidas profesionales, necesitan acreditar los resultados de manera oficial? Hasta ahora, los MOOCs no ofrecían una solución completa a este problema, pero pronto esto podría cambiar.

Algunas universidades están preparando un modelo híbrido que permita a los alumnos de sus cursos online examinarse en centros oficiales, para que de esta manera el certificado final pase a tener validez y se reconozca el conocimiento adquirido de los estudiantes tras asistir a estas clases en la red. MIT y Harvard están preparando un programa piloto basado precisamente en esta mezcla de conceptos.

¿Serán los MOOCs los pilares de la educación del futuro? Por ahora no parece probable, pero se presentan como el complemento ideal a aquellos que desean formarse por su cuenta en alguna materia y no quieren desembolsar grandes cantidades de dinero. La solución ideal, además, para aquellos que tengan un tiempo limitado y quieran seguir una clase a su ritmo.