Cómo gestionar tu liquidez para maximizar tus beneficios

Jose Ramón Fernández de la Cigoña
Reconocido blogger, experto en temas sobre contabilidad, finanzas y aspectos legales de la empresa.
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La liquidez de una empresa depende de que el dinero circule por ella. Si se inmovilizan recursos financieros en existencias que no rotan, el dinero se estanca y pierde valor. Es por ello que las empresas más punteras reducen sus stocks al mínimo y agilizan todos sus procesos para lograr la máxima fluidez de su ciclo productivo.

Las empresas necesitan dinero líquido para afrontar sus pagos y realizar inversiones que les permitan realizar su ciclo productivo. No obstante, la liquidez de una empresa no se refiere exclusivamente al dinero en efectivo, ya que los bienes que se pueden convertir rápidamente en efectivo conforman la liquidez de la empresa.

También es muy importante tener en cuenta que se pueden tener muchos beneficios, pero no tener liquidez.

En el balance de una empresa, las partidas más líquidas conforman el activo corriente o circulante, entre las que se encuentran:

  • Tesorería. Debe ser la necesaria, ya que un exceso de ella disminuirá la rentabilidad, puesto que las cuentas corrientes en la actualidad ofrecen una nula remuneración.
  • Saldos de clientes. Los saldos de clientes no cobrados son otro problema recurrente de muchas empresas, abocando al cierre todos los años a muchas de ellas. Y es que las ventas no cobradas suponen que se tengan que pagar los recursos que se han empleado para materializarlas, drenando la liquidez de las empresas.
  • Se debe asegurar la rápida salida de las existencias, ya que cada día que pasan de más en el almacén, es dinero que le cuesta a la empresa.

La diferencia entre el activo circulante y el pasivo circulante es el fondo de maniobra de la empresa, que reflejará su capacidad para hacer frente a sus compromisos de pago a corto plazo.

Fuentes de financiación para las empresas

Para realizar su ciclo de explotación, las empresas suelen recurrir a diferentes fuentes de financiación, algunas de las cuales son las siguientes:

  • Financiación interna o con recursos propios de la empresa. Estos recursos, además de las aportaciones de los accionistas, están constituidos por los beneficios obtenidos y no distribuidos y las reservas de la empresa. Una fuente de financiación interna muy utilizada es prolongar el periodo de pago a proveedores, para asegurarse haber obtenido antes los recursos para pagarles mediante la venta y el cobro de las mercancías.
  • Financiación por créditos o préstamos de entidades financieras. Este tipo de financiación puede tener diferentes costes asociados: tipo de interés, comisiones de apertura o de estudio, seguros vinculados, avales, etc. Dentro de este tipo de financiación, se encuentran las pólizas de crédito, que son instrumentos muy utilizados por las empresas, pero que deben utilizarse con precaución, ya que, si no se renuevan, pueden causar un importante perjuicio a la empresa. Además, las empresas pueden recurrir a préstamos a corto o a largo plazo, o al factoring.
  • Subvenciones de organismos públicos. Pueden proceder de los ayuntamientos, comunidades autónomas, del ejecutivo central o la Unión Europea.
  • Crowfunding o financiación colectiva. Es una nueva forma de financiación, cada vez más extendida para conseguir el dinero necesario para comenzar una actividad empresarial o un proyecto determinado. Consiste en la cooperación de algunas personas, que aportan una cantidad de dinero pequeña a cambio de algo, como puede ser un porcentaje de la compañía o una muestra de los productos que vayan a comercializar.
  • Son personas con recursos y disponibilidad para invertir su dinero en una start-up, a cambio de participaciones en la compañía.

Garantizar un buen flujo de información sobre la situación financiera de tu empresa entre los departamentos de finanzas y dirección será la clave para que todos remen en una misma dirección y se consiga obtener la rentabilidad máxima.

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