Temporada 2: Da rienda suelta a la productividad

Grace Marshall Coach, escritora y "ninja" de la productividad

Cuándo decir «no» para seguir siendo productivo

El artículo aborda la importancia de gestionar nuestras capacidades físicas, mentales y emocionales para tomar decisiones más efectivas y aumentar la productividad.

  • Destaca la necesidad de establecer límites y aprender a decir «no» en el entorno laboral. Muchas veces, tendemos a ignorar nuestros límites y asumimos tareas en exceso por querer ayudar.
  • Por último, se sugieren formas amables de decir «no», como diferir la ayuda temporalmente o rechazar oportunidades que no encajan.

Gestionar nuestra capacidad física, mental y emocional nos permite tomar mejores decisiones sobre cómo trabajamos y evaluar nuestra capacidad para hacer una tarea y si deberíamos asumirla o no. ¿Qué puedes hacer para establecer límites, tomar mejores decisiones y aumentar tu productividad en el trabajo? La respuesta es sencilla, ¡pero no siempre es fácil! Tenemos que aprender a decir que no.

Reconoce tus límites

En líneas generales, solemos ignorar los límites de nuestra capacidad. Todos hemos vivido situaciones en las que las tareas se van acumulando en nuestra lista, ya sean peticiones de nuestro jefe, de un cliente o de un compañero que necesita un favor.

Puede que, como a mí, te guste ayudar a los demás. Es fantástico querer ayudar a la gente, pero si no paramos de asumir responsabilidades, podemos acabar estresados, agobiados, exhaustos, haciéndolo todo mal o decepcionando a los demás.

Asumir demasiadas responsabilidades puede poner en riesgo tu capacidad mental y hacer que la calidad de tu trabajo se vea afectada. Tu capacidad emocional también podría verse mermada, lo que hará que acabes pagando tu irritabilidad, ansiedad o resentimiento con esas mismas personas a las que pretendes ayudar.

Cómo aprender a decir que no

En el trabajo, es habitual decir que sí a cosas cuando lo que en realidad quieres decir es un no rotundo. Normalmente suele haber buenos motivos para esto: Puede que agradezcas la distracción. Puede que tu jefe te haya puesto en una situación delicada. Puede que no quieras decepcionar a nadie. O puede que simplemente te sientas culpable.

Si esto te resulta familiar, los siguientes ejemplos pueden ayudarte a decir «no» de forma genuina y amable —y a sentirte cómodo al hacerlo— en distintos contextos.

1. Te gustaría ayudar, pero ahora mismo no puedes

Si estás ocupado con alguna tarea (puede que incluso tengas un plazo que cumplir), no es que no puedas o no quieras ayudar, simplemente te pilla en mal momento. Siempre puedes decir «Ahora mismo no puedo», pero puede que resulte algo brusco. Prueba a suavizarlo diciendo: «Suena interesante, ¿lo hablamos luego?». o «Me encantaría ayudarte, ¿te parece si nos reunimos para hablarlo tranquilamente una vez haya cumplido con este plazo?».

2. Te gustaría ayudar, pero esta vez no va a poder ser

Digamos que te llega un nuevo cliente o que te invitan a participar en un proyecto que sería un gran negocio o una gran oportunidad profesional para ti. Te encantaría trabajar con ellos, pero realmente no tienes tiempo ni capacidad ahora mismo. Puedes decir que sí a la persona y no a la solicitud o a la invitación: «Me encantaría ayudar, pero no puedo cumplir ese plazo» o «Me encantaría participar, pero ahora mismo estoy comprometido con otro proyecto. ¿Quizás en otra ocasión?».

3. No es para mí, así que «Gracias, pero no gracias»

Puede que haya ocasiones en las que te pidan ayuda o una propuesta, pero que no te encaje por los motivos que sea. En lugar de darle vueltas, un sencillo «Gracias, pero no, gracias» puede ser muy eficaz. Prueba a decir algo como: «Gracias por pensar en mí, pero no es mi área de especialización» o «La verdad es que no es lo mío, pero gracias por preguntar de todas formas». Incluso puedes ir un paso más allá y recomendar a otra persona que sí pueda ayudar.

Practica  «no»

«Decir que no es como ejercitar un músculo: puede que sea incómodo al principio, pero cuanto más lo practiques, más lo desarrollarás y más natural te saldrá. Al hacerlo, estarás estableciendo algunos límites básicos que te ayudarán a ser más productivo. En lugar de cargarte con demasiadas cosas y acabar siendo incapaz de prestarle atención plena a nada, podrás centrarte mucho más y hacer un mejor trabajo para los clientes a los que ya les has dicho que sí.