Temporada 2: Da rienda suelta a la productividad
El futuro de la productividad
En un mundo transformado por la tecnología y la diversidad, la productividad laboral se enfrenta a varias afirmaciones que redefinen la manera en la que trabajamos y en cómo medimos el éxito.
- En este artículo hacemos un repaso a cómo el teletrabajo y la automatización, la necesidad de liderazgo o el bienestar de los empleados están influyendo en esa transformación.
- Cabe destacar cómo el liderazgo se convierte en un factor fundamental para garantizar que las empresas se adapten al nuevo paradigma del trabajo.
Si entendemos que la productividad de la fuerza laboral es la cantidad de bienes y servicios que un grupo de trabajadores produce en un período de tiempo determinado, cualquier algoritmo ya nos ha superado.
Este concepto ha quedado impactado por cuatro certezas sobre el presente y el futuro del trabajo que han modificado de lleno los mercados laborales. Recursos
Humanos y la mayoría de los modelos de negocio, siguen centrados en la productividad, que es la unidad que se utiliza para medir y planificar la cantidad de trabajo y recursos; sin embargo, deberíamos preguntarnos si es válida esta medida en plena cuarta revolución industrial.
Transformación digital
La primera gran certeza que impacta es la transformación digital, impulsada de golpe por la pandemia y la irrupción de todas las herramientas de inteligencia artificial que modificarán para siempre algunas tareas rutinarias de muchos puestos de trabajo.
Las nuevas formas laborales que resurgieron con la pandemia sanitaria pusieron en jaque el concepto de presencialidad ligado a una productividad mal entendida. Más allá de lo tecnológico, lo que ha cambiado en los últimos 20 años es nuestra forma de realizar muchas de las funciones, y esto afecta a todos los sectores y puestos de trabajo. El teletrabajo se inventó en 1973 en Estados Unidos por Jack Niels, un ingeniero de la Nasa, con un objetivo muy simple, llevar el trabajo al trabajador y no a la inversa; tuvieron que pasar 50 años y un pequeño y mortal virus para instaurar una nueva modalidad de las formas de trabajo y la productividad.
Importancia de la diversidad
La segunda gran certeza va relacionada con la importancia de la diversidad en su sentido amplio: de género, generacional y geográfica en los entornos de trabajo.
Si una empresa quiere ser más competitiva tiene que ser capaz de desarrollar y promover la diversidad en sus equipos porque los millenials y centenials tienen una forma de ser y estar en las empresas producto de la tecnología, radicalmente diferentes a las generaciones anteriores, demandan nuevas formas de comunicación y un estilo de liderazgo, cercano, empático y colaborativo; sus hábitos laborales se contagian rápidamente al resto de las generaciones.
Utilizan la tecnología para reducir el tiempo de tareas monótonas y aburridas y su productividad es mayor en menor tiempo.
Velocidad del cambio
La tercera gran certeza es la velocidad a la que se producen los cambios, más allá de los entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) todo cambia mucho más deprisa que en las revoluciones anteriores. Vivimos en una constante innovación de herramientas y aplicaciones que demandan que las empresas se paren a pensar si el tradicional concepto de productividad tiene el mismo sentido.
Cultura y liderazgo
Por último, la cultura y los modelos de liderazgo de las organizaciones son la clave para dibujar un nuevo concepto de productividad que esté ligado a un tiempo que transcurre más deprisa y en un espacio de trabajo híbrido. La personalización para medir el desempeño de los trabajadores debe ser el primer punto de partida y esto solo se puede conseguir con tecnología y datos; con ello conseguiremos no solo incrementar la competitividad, sino algo más importante, el compromiso y bienestar de las personas.
Sin embargo, no hay que olvidar lo que denomino el “efecto tres velocidades”, que significa que no todas las empresas, sectores y profesiones avanzan a la misma velocidad a la hora de poder medir la productividad o quedar impactados por las certezas del futuro del trabajo.
En muchas organizaciones continúa el eslogan “esto siempre se ha hecho así y funciona”, de ahí la importancia del estilo de liderazgo que deberá hacer un ejercicio de reflexión sobre cómo incorporar la tecnología y la diversidad a velocidad de crucero, no solo para no quedarse atrás sino para hacer crecer los negocios de manera exponencial y sostenible.