Temporada 2: Da rienda suelta a la productividad

Adrienne Herbert Especialista en bienestar, presentadora de podcasts y escritora

Hacer menos para lograr más

El enfoque común en la productividad se centra en producir más en lugar de producir con mejor calidad, lo que afecta al trabajo, la salud y el bienestar.

  • En este artículo conocerás los motivos por los que no es sostenible mantener este enfoque a lo largo del tiempo.
  • Además, encontrarás una mención especial a la productividad en entornos de trabajo híbrido.

Cuando hablamos de productividad, solemos centrarnos en la cantidad y no en la calidad de lo que producimos. Siempre queremos más, más, más. Pero este enfoque no es sostenible. Por una parte, nuestro trabajo se resiente porque incumplimos plazos y olvidamos responder a correos electrónicos, pero por otra también lo hacen nuestra salud y bienestar.

Yo trabajo con personas de alto rendimiento que ya están enfocadas y motivadas y a las que les apasionan los retos, y lo que suelo aconsejarles es que hagan menos para lograr más. Que valoren más la calidad y menos la cantidad.

Revisa tus objetivos

Como escritora, por ejemplo, yo podría marcarme un objetivo de escribir cuatro libros al año, pero seamos realistas: es probable que no fueran muy buenos… y que no tuviera apenas tiempo al margen del empleado en escribir. En cambio, si dedicara ese año a escribir y perfeccionar un solo libro, es más probable que éste fuera mucho mejor y que tuviera tiempo para mi familia y mis amigos. De esta forma, todos saldríamos beneficiados. El volumen producido sería menor, pero el resultado de escribir un libro brillante en lugar de cuatro mediocres es que este tendría una vida útil más larga y que lo leerían más personas. Lograría mucho más.

Necesitamos priorizar lo que es más importante y lo que tiene mayor repercusión. Decir que no a las distracciones y ser realistas en cuanto a nuestras capacidades y al tiempo del que disponemos.

Protege tu tiempo y energía

El tiempo y la energía son recursos limitados. Para que la productividad sea sostenible, tenemos que priorizar lo más importante, eliminar distracciones y comunicar nuestros límites a los demás. Así es como podremos lograr un enfoque más sostenible a nuestra productividad y bienestar. ¿Cómo podemos hacerlo?

La importancia de los «huecos libres»

Desarrollé el concepto de los huecos libres cuando me di cuenta de que necesitaba tener estos huecos en mi agenda. Muchos de nosotros tenemos ocupadas todas las horas del día y, cuando no es el caso, solemos caer en la tentación de emplearlas de forma productiva, ya sea leyendo, corriendo o escuchando un podcast. Mi idea de huecos libres, no obstante, consiste en tener una hora —o más— que no llenar con nada. ¡Créeme cuando te digo que es más difícil de lo que parece! Al final siempre se nos acaban colando cosas (trabajo, correos), así que hay que ser estrictos.

Yo he aprendido de primera mano lo importante que es y la diferencia que puede llegar a marcar. Tener tiempo «libre» es fundamental para la creatividad, las nuevas ideas y la espontaneidad —¿eso qué es?—. Así pues, cuando llegue el momento, pregúntate cómo te sientes y crea tus propios huecos libres en función de eso sin culpa y sin obligaciones de ningún tipo. Puedes optar por dar un paseo, da igual, lo importante es mostrarse abierto a hacer algo que no hayas planificado de antemano.

Como dice la psicoterapeuta Esther Perel, limitarse no forma parte de la naturaleza humana, todos ansiamos vivir nuevas experiencias. Así pues, rompe el patrón. Un ejemplo: igual estoy muy ocupada de lunes a miércoles, pero el jueves por la mañana puedo reservarme dos horas de «hueco libre». El simple hecho de saber que no tengo nada que hacer es realmente liberador.

La productividad en el trabajo híbrido

Cuando nuestro trabajo y nuestra vida personal se entremezclan, puede resultar complicado decidir en qué centrarnos y marcar los límites necesarios. Sin embargo, tener la posibilidad de trabajar desde cualquier parte no significa tener que trabajar en todas partes.

Necesitamos una serie de normas que nos ayuden a adaptarnos a esta cultura de la hiperconexión.

Empieza por comunicar esto a las personas con las que trabajas. No tengas miedo de decir: «Estoy trabajando en un proyecto de 9 a 11 y durante ese tiempo no responderé a correos ni mensajes de Slack». Establece límites: si trabajas cuatro días a la semana y te tomas los viernes libres, por ejemplo, no respondas ningún mensaje hasta el lunes. Y lo mismo con los correos que recibas fuera de tu horario habitual. Si da la casualidad de que estás conectado puedes escribir un borrador, pero no lo envíes hasta la mañana siguiente. Esto no solo te permitirá volverlo a leer con otros ojos, sino que también reforzarás la idea de que no estabas disponible cuando te lo enviaron.

Por lo tanto, aprende a decir que no estás disponible y programa correos (esto también sirve para no ser esa persona que escribe a deshoras). Te sorprenderá lo rápido que se adapta todo el mundo. Nadie quiere trabajar día y noche. No lo olvides: el tiempo libre no es sinónimo de disponibilidad.

Crea esos huecos libres

¿Por qué no probarlo? Reserva huecos libres en tu agenda y conviértelos en algo no negociable. Si tienes una agenda compartida, resérvalos sin más, no tienes porqué dar explicaciones. Después, cuando llegue el momento, evita la tentación de dejar que se llenen con cosas como temas administrativos, recados o poner la lavadora. Mira a ver cómo te sientes, pero plantéate dejar el teléfono y salir a la calle, ir a tomar algo, leer una revista o simplemente quedarte en casa y tumbarte en el sofá. Parece sencillo, pero salir de casa sin el teléfono puede llegar a provocar ataques de pánico a algunos de mis clientes… Recuerda que no tienes por qué estar a disposición de todos todo el tiempo. Si todos hiciéramos esto, ¿te imaginas lo tranquilo que sería el mundo?

Redefine qué es lo normal

¿Cómo podemos dar lo mejor de nosotros si estamos agotados todo el tiempo? El desgaste es una realidad que puede acecharnos en silencio durante meses. Empieza como una falta de propósito, como una desconexión, como una sensación de indiferencia con respecto a las tareas, los proyectos y los clientes. Recuerda que no es normal pasarse el día entero en Zoom y después dedicarse a contestar correos por la noche.

Empieza por dejar las cosas claras para gestionar mejor tu tiempo y tu disponibilidad. Mantén una conversación con tu jefe sobre tu disponibilidad. No confundas el tiempo libre con estar disponible. ¡Deja huecos libres! Te garantizo que te centrarás más, renovarás tu sentido del propósito y aumentarás tu productividad.