Personas y Liderazgo

Errores a evitar en nuestra vida laboral

Sage ebook Tu empresa sufre de presentismo

En estos momentos de inestabilidad social y laboral en los que trabajar se ha convertido más que nunca en un privilegio debemos reflexionar sobre la importancia que tiene o debe tener el trabajo para nosotros:

Por ello, no debemos permitirnos el lujo de caer en estos 5 errores que harán de nuestro trabajo un «calvario» en vez de una oportunidad de superación:

¡No te agotes!

Con frecuencia nos dejamos llevar por las prisas, por la agenda tan llena que tenemos todos los días, y no somos capaces de echar el freno, de parar, descansar, reflexionar, analizar y decidir entonces si queremos seguir corriendo, o si hay otra forma de llegar mejor a la meta.

Un adulto cansado es peor que un niños cansado, tarda más en reaccionar y necesitas más tiempo para recuperarse.

El cansancio favorece nuestras equivocaciones y nos predispone al pesimismo y la derrota.

O reaccionamos, o nos caemos con el equipo. Un sencillo ejercicio nos ayudará a determinar si tenemos que tomar medidas y cambiar determinados hábitos o costumbres. El procedimiento a seguir será el siguiente:

  • Registremos durante una semana las actividades que hacemos cada hora, desde que nos levantamos hasta que nos dormimos por la noche.
  • Anotemos simultáneamente el nivel de cansancio que tenemos en esos momentos, puntuándolo de 1 a 5.
  • Aquí nos sorprenderemos al ver como, incluso por la mañana, muchas veces nos sentimos «muertos».
  • Analicemos al final de los siete días nuestro nivel de agotamiento.

Si los resultados no dejan lugar a dudas – a partir de 3 «de cansancio» deberíamos encender la alerta roja-, si sumamos demasiados 3, 4 ó 5 en esa semana, tenemos dos opciones:

  • O realizamos cambios importantes en nuestros hábitos.
  • O nos pasará factura nuestro nivel de insatisfacción, de desesperanza y de apatía.

¡No te castigues y te llenes de insatisfacción!

Resulta sorprendente la facilidad con la que muchas personas se machacan a si mismas. Sin darse cuenta actúan como si fuesen sus peores enemigos.

Cada vez que nos tensionamos nos estamos machacando. Pero aún lo empeoramos más cuando nos recriminamos. Aquí el matiz es importante, no he dicho «cuando nos recriminamos erróneamente por algo», lo he dejado en genérico con toda intención, pues nos hayamos equivocado, o no, recriminarnos sólo empeorará la situación.

Si tenemos una situación profesional difícil, la solución no estará en recrearnos en nuestros fallos, o echar la culpa a las circunstancias que no dependen de nosotros; la mejor opción será siempre actuar desde nuestra inteligencia emocional, con todo nuestro ánimo, con la mejor de nuestras actitudes positivas y con la seguridad de que, a pesar de todas las circunstancias, podemos conseguir vivir nuestro presente sin desgastes y encauzar nuestras energías de forma proactiva, para que más pronto que tarde consigamos sacar el máximo partido a nuestra realidad profesional.

La peor forma de machacarnos es la de no dejar ninguna salida a nuestra esperanza.
La falta de esperanza termina con las ilusiones, y recordemos que podemos vivir con malos jefes, incluso con compañeros regulares, pero no podemos vivir sin ilusiones que llenen nuestro presente, y sin proyectos que iluminen nuestro futuro.

¡No estoy en venta! No hay dinero para comprar mi sufrimiento

Hay quienes en un momento determinado se dejaron «comprar» a cambio de dinero, de ascensos o de promesas. Aunque en un principio haya personas que piensen que les puede compensar, el hecho es que, salvo que hubieran abdicado de todos sus valores, más pronto que tarde vivir con ello les resulta muy difícil.

En otras ocasiones la compra aún es más sangrienta, si cabe, pues se hace en base al miedo que se provoca, o al acoso que se recibe. No podemos vivir en contra de nuestros principios. El precio que se paga es la frustración y la insatisfacción permanente. En consecuencia, cuando tengamos dudas recordemos que:

  • Nadie tiene derecho a comprar nuestra voluntad.
  • No hay dinero para comprar nuestro sufrimiento.
  • No podemos ni debemos abdicar de nuestros valores, ni de nuestra ética personal y profesional.
  • No debemos renunciar a ser nosotros mismos y a defender nuestras creencias.

No hables mal de tus compañeros

Somos humanos, y hay personas que nos caen bien y otras mal, pero ello no justifica que nos proclamemos en «jueces» de nadie, y que constantemente emitamos sentencias sobre los aciertos o los fallos de los compañeros que nos rodean.

Habrá quién se plantee: ¿entonces tengo que silenciar mis opiniones, y nos las puedo contrastar con nadie?. No exactamente, podemos confiarnos con nuestros amigos o personas «más íntimas», exponerles lo que pensamos y analizar lo que ellos nos digan, pero lo que no podemos es cometer el error de hablar mal de nuestros compañeros a «otros compañeros», o «a los jefes».

Ya nos decía Epícteto que «La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la cosa más fácil, hablar mal de los demás. Recordemos el proverbio árabe «La herida causada por una lanza puede curar, pero la causada por la lengua es incurable».

¡No te quedes sin alegría! Recupera fuerzas con tu buen ánimo

Cuando sintamos que se nos ha escapado la alegría, que nuestras baterías están vacías, y que nuestro sentido del humor brilla por su ausencia, ¡más vale que encendamos la «alerta» y nos dispongamos a actuar con rapidez!.

Igual que exponíamos que el cansancio favorece nuestras equivocaciones y nos predispone al pesimismo y la derrota, la ausencia de alegría debilita nuestro sistema inmunológico y nos hace más vulnerables física y emocionalmente.

Sin humor no hay alegría, y la alegría, como todas las cosas realmente valiosas, ¡no se puede comprar!.

La alegría no está en la superficie, se encuentra en la profundidad de nuestros pensamientos y en la forma de enfocar nuestra vida. La alegría es la mejor garantía para enfrentarnos a las dificultades, y la mejor resistencia para superar los obstáculos, los imprevistos y las condiciones adversas.

Una de las mejores inversiones que podemos hacer con nosotros mismos, es trabajar nuestra alegría; ahí no importa que lo hagamos durante las 24 horas del día. Sin duda las personas alegres tienen una gran ventaja sobre el resto. Su carrera profesional y su vida personal se beneficiarán de este gran «valor».

«Ni el trabajo lo es todo en nuestra vida, ni debemos vivir únicamente para trabajar, ni podemos morir sin haber realizado algún trabajo que nos haya llenado»