Tres lecciones que el golf me enseñó para el mundo de los negocios
El golf es un deporte maravilloso, al menos es lo que sentimos muchos de los que tenemos la suerte de poder practicarlo. Es un deporte para todos, lejos de las creencias populares sé que es un deporte elitista, como lo demuestran buena parte de las casi 300.000 licencias de golf que actualmente dadas de alta en España.
Una de las principales virtudes del golf es que permite socializar con las personas con las que se comparte un partido, o después de terminar un recorrido. Esto resulta especialmente interesante a la hora de hacer negocios. Además, el golf también resulta útil en el entorno empresarial, por ejemplo, gracias a las lecciones para los negocios que se pueden extraer tras una ronda de golf de 18 hoyos.
El rumbo lo marcas tú
Los malos jugadores de golf se quejan cuando la bola no va al lugar deseado, echándole la culpa de sus fallos material, al viento, la bola, al campo, guapa cualquier otro elemento externo que en realidad es cualquier cosa menos al verdadero culpable de que la bola repose en un lugar no deseado: el jugador.
En la empresa, sucede lo mismo. Es el empresario y los socios quienes determinan el rumbo del negocio. Ni el mercado, ni la regulación, ni los precios, y otras disculpas que se nos puedan ocurrir son las responsables de los buenos y malos resultados de la empresa.
La tradición se transmite de padres a hijos, pero sin forzar
Muchas personas comienzan a jugar golf heredando la afición de sus padres, quienes a su vez habían heredado de los suyos. Es un deporte en el que la tradición familiar cuenta mucho, dado que pueden practicarlo perfectamente miembro se distintas generaciones de incluso competir entre ellos de igual igual sin embargo, es una tradición que fluye siempre cuando se hace de manera natural, es decir no se pueden poner al niño que juega golf porque entonces no le gustará.
En la empresa, de la misma manera, en muchos casos existe una tradición familiar que hace que los hijos continúen con los negocios que ha montado sus padres o generaciones anteriores. De la misma manera que en el golf, esta tradición, por mucho que Padre me guste que su hijo continúe con su negocio, no siempre tiene porque cumplirse. Igual que es bueno practicar varios deportes, además del golf, también lo es trabajar en otros negocios antes de continuar con la empresa familiar y, si el golf o el negocio familiar no engancha, no pasa nada por dedicarse a otro.
Lo importante es la acción
Cuando juegas al golf dicen que es bueno imaginarse el golpe que quieres pegar antes de nada. Visualizarlo en tu mente antes de ejecutarlo, para poder así tener la mejor disposición para pegarlo. Se trata un ejercicio que suele dar buenos resultados, sin lugar a dudas, pero lo importante es la ejecución del golpe en sí misma.
Esa fase previa de planificación del golpe es necesaria, pero en su justa medida. Si se trabaja bien, llegan los buenos resultados. Aunque hay golfistas que se pierden por el camino, en un mar de información que no aporta valor.
En el mundo de los negocios sucede lo mismo, a veces nos dejamos llevar por mares de datos que intentamos transformarlos en información que, a la hora de la verdad, no aporta ningún valor. Lo importante es la ejecución, tener claro lo que se va hacer y hacerlo. Sin miedo al fracaso, sin miedo a fallar, actuando de manera decidida y esperando la respuesta para actuar en base a ella.