Asesorías y Despachos Profesionales

Así declaran los autónomos los rendimientos de actividades económicas

Sage

Descubre los pormenores de los rendimientos de actividades económicas para los autónomos.

  • En 2018, los empresarios y profesionales declararon en el IRPF 11.484 euros de media por actividades económicas.
  • Los rendimientos de actividades económicas siempre han de ponerse en su contexto al realizar comparaciones.

El pasado mes de noviembre se publicó la Estadística de Rendimiento de Actividades Económicas de 2018. En ella, observamos una declaración de 11.484 euros de media por actividades económicas. En total, la base imponible general de quienes tributan como empresarios o profesionales ascendía a 20.773 euros.

Mientras, fuera del marco empresarial, los contribuyentes declararon una media de 21.370 euros. Por tanto, aun con otras fuentes de renta general (que no incluye las del ahorro), la renta de los autónomos no llega a la de otros colectivos. Veamos hasta qué punto este contraste es representativo.

Lo que declaran los autónomos

En principio, debemos tener en cuenta que el concepto de empresario o profesional del IRPF no coincide perfectamente con la idea de un autónomo. Entre otras, la diferencia más importante estriba en la existencia de autónomos societarios.

De hecho, no es estrictamente necesario que un autónomo declare rendimientos de actividades económicas. En ese sentido, las relaciones socio-sociedad pueden ser complejas.

“No todo lo que gana un autónomo tienen por qué ser rendimientos de actividades económicas”

Los rendimientos de esas sociedades, normalmente, no tributan como rendimientos de actividades económicas en el IRPF. No lo harán si esta posee medios propios y su intervención en las operaciones es real.

En cuanto a las retribuciones que un socio percibe de la sociedad pueden darse múltiples casos, como:

  • Los rendimientos de actividades profesionales realizadas por los autónomos societarios para su propia sociedad sí tributan como rendimientos de actividades económicas en el IRPF. Aquí podemos diferenciar la retribución fija o variable por el desempeño de una actividad habitual en la empresa de los trabajos que pueda realizar como profesional independiente.
  • Rendimientos del trabajo procedentes de retribuciones percibidas por los administradores.
  • Rendimientos del trabajo procedentes de una relación que pueda calificarse como dependiente.
  • Dividendos que tributen como rendimientos del capital mobiliario.
  • Alquileres de inmuebles que puedan tributar como rendimientos del capital inmobiliario.

En todo caso, todos estos rendimiento pueden tener diferentes calificaciones dependiendo de la verdadera realidad de la empresa y del papel del contribuyente del IRPF en ella. Por lo tanto, que el rendimiento de un negocio termine en una u otra casilla de la declaración puede depender de muchos factores.

La compartición de rendimientos del trabajo y actividades económicas

En los autónomos en pluriactividad suele ser muy difícil diferenciar entre los rendimientos por cuenta propia y por cuenta ajena. No son compartimentos estancos.

Por ejemplo, hay emprendedores que montan su propia empresa y que tienen como uno de sus principales clientes a la empresa para la que trabajan por cuenta ajena. En estos casos, las posibilidades de desarrollo profesional están muy interconectadas. Por lo tanto, su salario y el rendimiento de su negocio están vinculados.

“Salarios y rendimientos del negocio se dan la mano en la actividad de muchos emprendedores”

Algo semejante sucede con quienes desarrollan (simultánea o sucesivamente) su labor en la Administración o en una empresa y en sus propios despachos profesionales. Es muy difícil determinar cómo una esfera impacta en la otra. En definitiva, en estos casos, podemos saber cuánto se gana en cada actividad, pero no cuánto ganaría en cada una si la otra no existiese.

La composición de los colectivos

Para poder establecer una comparación entre rendimientos del trabajo y de actividades económicas lo ideal sería comparar colectivos homogéneos. Es decir, cuánto ganaría una misma persona si fuese autónomo frente a lo que ganaría si fuese asalariado.

Sin embargo, la realidad es que el asalariado y el autónomo medios poseen características distintas. Pueden tener distintas formaciones, edades, localizaciones geográficas, experiencias, habilidades, intereses…

“Los colectivos de asalariados y autónomos tienen características diferentes que han de ser valoradas al hacer comparaciones”

El hecho cierto es que lo razonable es que cada persona busque la mejor alternativa para sus preferencias y características personales. Por lo tanto, lo normal es que se dediquen al trabajo autónomo personas que encajan bien en este tipo de actividades. Y lo mismo sucederá con los asalariados. Eso hace que la comparación pierda parte de su sentido.

Sage

Una trabajadora autónoma desarrollando su labor en casa.

La representatividad de la media de los rendimientos de actividades económicas

Cuando tomamos una media, debemos estudiarla muy bien. Entre otros aspectos, nos interesa conocer cuántos individuos se encuentran cerca de la media de ingresos y cuáles son sus realidades.

En la práctica, lo que observamos es que el colectivo de autónomos es muy heterogéneo. En la Estadística de Rendimientos de Actividades Económicas, junto a casi 200.000 contribuyentes con rendimientos superiores a 60.000 euros, vemos más de más de 400.000 con menos de 1.502 euros o, incluso, con pérdidas. En resumen, hay una dispersión bastante importante. De hecho, solo alrededor de un tercio se sitúa en el rango intermedio de entre 6.010 y 21.035 euros.

“La distribución de los rendimientos de actividades económicas presenta mucha dispersión”

La realidad de los negocios

Sabemos que los retornos monetarios del emprendimiento son mixtos. Por un lado, proceden del esfuerzo dedicado al negocio. Por otro, son retribución de los fondos invertidos.

Esa característica del emprendimiento como alternativa de inversión diferencia sus rendimientos de los salarios. Estos últimos, si bien pueden entenderse como una forma de rentabilizar inversiones en capital humano, son en buena medida una compensación por el esfuerzo y el rendimiento laboral.

Por lo tanto, en el emprendimiento la visión es más de largo plazo. De poco sirve generar muchos rendimientos hoy si ello va a comprometer la estabilidad futura de nuestro negocio (y del dinero que hemos puesto en él.

En definitiva, los rendimientos de las actividades económicas nos muestran una de las caras de un complejo poliedro a tener en cuenta especialmente para los autónomos. Su valor ha de ser siempre puesto en contexto y la comparación con los salarios debe realizarse cuidadosamente.