Empresas paralelas o el error de tener dos sociedades limitadas complementarias

Remo
Remo, muy relacionado con la dirección financiera y fiscal de empresas, es colaborador habitual de distintos medios empresariales y económicos.
Sage

Existen muchas empresas que por norma general utilizan dos o más sociedades limitadas o anónimas a efectos de organización productiva. Estas divisiones que crean empresas paralelas se llevan a cabo por motivos estratégicos que quieren subdividir el patrimonio empresarial y desviar los focos de atención entre dos formas jurídicas totalmente dependientes.

En todos los casos que se plantee, subdividir con varias sociedades la misma actividad es un signo de chapucería empresarial y en la mayoría de los casos, el fraude de ley es el fondo de la cuestión, por lo que afectos legales, estas subdivisiones relacionadas son un grave error que a la larga genera más problemas que ventajas.

El caso de la rebaja de impuestos como justificación para la división societaria

El ejemplo más recurrente por los malos asesores fiscales y gerentes de empresas sustenta la formalización de dos empresas paralelas para beneficiarse de las ventajas de las exenciones de impuestos en los casos del impuesto de actividades económicas (no se tributa si el importe neto de la cifra de negocios es inferior al millón de euros) o en el caso de mantener los balances y cifras de negocio dentro del encuadre de empresa de reducida dimensión.

En ambos casos, si tenemos dos sociedades A y B, con composición de socios idéntica, con administrador común o vínculos familiares entre los socios, tenemos el supuesto de empresas vinculadas a todos los efectos tributarios y estos parámetros condicionan que se pierda la exención del IAE o la condición de empresa de reducida dimensión en cualquier inspección tributaria.

Por otra parte, la ponderación de coste económico para mantener dos sociedades paralelas puede ser superior al hipotético ahorro en impuestos que se lleva a cabo. El IAE es un impuesto importante, por supuesto, pero tiene una cuantía relativamente baja para la mayoría de actividades.

Por contra, tener funcionando dos sociedades mercantiles, requiere una duplicidad de costes administrativos y de gestión importantes. Pienso en factores como la gestión contable, depósitos de cuentas, asesorías, protocolos notariales, gastos registrales… Todas estas partidas tienen una cuantía importante en cómputo anual y a medio plazo, el ahorro puede desaparecer plenamente.

Temporalidad laboral y sociedades paralelas

El segundo gran ejemplo se tiene en la reticencia a realizar contratos indefinidos a los trabajadores usando dos o más sociedades para contratar alternativamente al mismo trabajador para que siga desempeñando el mismo puesto de trabajo. Esta contratación temporal va en contra de toda la legislación laboral y en todos los procedimientos laborales que han iniciado los trabajadores que han sido sometidos a los pasos de contratos temporales de una empresa a otra, han sido resueltos de manera favorable al trabajador lógicamente.

Por tanto, si el objetivo del paralelismo empresarial y societario se realiza para «abaratar las hipotéticas indemnizaciones por despido», mal vamos si el trabajador decide reclamar en el Juzgado de lo Social el reconocimiento de contrato indefinido es automático por fraude en la contratación temporal.

La división patrimonial y la separación del riesgo

Por último, muchas empresas apuestan por la división en dos o más sociedades con el objetivo de depositar en una los bienes inmuebles o inmovilizado material para protegerlo de una hipotética quiebra empresarial en la segunda. En estos casos, si hablamos de financiación bancaria, estamos «muertos a nivel financiero» dado que la empresa patrimonial o capitalizada siempre tendrá que avalar todas las operaciones de la segunda.

A efectos de promociones de viviendas por ejemplo, esta práctica ha sido muy usual para evitar las posteriores reclamaciones de clientes, o incluso realizar alguna operación de finjida insolvencia. En todos los supuestos analizados a nivel jurídico, se han demostrado los vínculos empresariales y el dolo latente y se ha tenido que responder de las deudas, bien a nivel personal de los administradores, bien a nivel empresarial con la sociedad capitalizada.

El objetivo de empresa agrupada

El mapa de sociedades españolas indica que las microempresas, sociedades con poco volumen y alta mortalidad es la tónica habitual en la composición de las sociedades. Una empresa pequeña no puede crecer con facilidad, se pierde la confianza de los clientes y proveedores y por supuesto, las malas gestiones en estos casos, se pagan de una manera mucho más alta en los juzgados.

El consejo es dividir sólo las empresas que no tengan actividades en común y que la unión de ambas, no cree sinergias positivas en absoluto. Y aún en el supuesto de empresas separadas, la concentración societaria y la estructura de sociedades participadas unas por otras es la mejor fórmula para crear y hacer una empresa fuerte en el tiempo.

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