Finanzas

¿Qué son los impuestos regresivos? Definición y tipos

Explicamos en qué consisten los impuestos regresivos, los tipos que existe y cómo seguir sus efectos en las empresas.

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Descubre en este artículo en qué consisten y cómo te pueden afectar los impuestos regresivos.

  • Los impuestos regresivos no son compatibles con la Constitución Española.
  • En la práctica, los impuestos pueden tener efectos regresivos.

Contenido del post

  1. ¿Qué es un impuesto regresivo?
  2. La regresividad más allá del texto de la ley
  3. ¿Qué diferencia un impuesto regresivo de uno progresivo o proporcional?
  4. ¿Qué tipos de impuestos pueden ser regresivos?
  5. ¿Es el IVA un impuesto regresivo?
  6. La presión fiscal indirecta y la regresividad

Los impuestos regresivos tienen mala fama. De hecho, ninguna ley fiscal habla de ellos abiertamente. Sin embargo, en la práctica, la regresividad puede llegar a existir con repercusiones importantes para los agentes económicos.

Además, las consecuencias regresivas de los impuestos son dependientes del entorno. Por ello, los emprendedores deben estar atentos a cómo los tributos modifican la distribución de la renta. Cualquier cambio puede requerir modificaciones en sus políticas de precios y salarios o en la captación de fondos para realizar inversiones, entre otros aspectos.

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1) ¿Qué es un impuesto regresivo?

En principio es aquel en el que el tipo de gravamen es menor cuanto mayor es el nivel de renta. Eso implica que los pobres pagan en concepto de dicho tributo una proporción mayor de su renta que los ricos.

Un ejemplo de impuesto regresivo

Imagina un impuesto con las siguientes normas:

  • Quien gana hasta 100 paga un 20% en impuestos.
  • A partir de 100 habría que pagar un 15% en impuestos.

En ese caso:

  • Una persona que gana 140 pagaría 20 por las primeras 100 unidades monetarias y 6 por las siguientes 40. En total, su cuota sería de 26 unidades monetarias, lo que representa algo menos del 18,6%.
  • Una persona que gana 40 unidades monetarias pagaría un 20%, que son 8 unidades monetarias. Por tanto, es más pobre y, sin embargo, debe satisfacer un porcentaje mayor de su renta por ese impuesto.

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2) La regresividad más allá del texto de la ley

En unos términos más generales se habla de impuestos regresivos para referirse a aquellos que favorecen una distribución de la renta menos igualitaria. Nos referiríamos a aquellos en los que quizá el texto de la ley que los regula no establece una regresividad, pero esta se asienta en la práctica.

Hay que tener presente que muchos impuestos no gravan la obtención de renta ni sus hechos imponibles se relacionan directamente con ella. Por ello, no es fácil determinar leyendo el texto de las normas que los regulan si un impuesto es progresivo o regresivo.

Además, la traslación de los impuestos afecta mucho a su progresividad o regresividad. Una cosa es quién está jurídicamente obligado al pago de la cuota tributaria y otra es la influencia de esta en los precios de bienes y factores. Si los ricos tienen capacidad para subir los precios que cobran o pagar menos salarios, intereses y otras rentas afectadas por un impuesto, sus efectos serán regresivos.

El estudio de la progresividad o regresividad de los impuestos debe trascender los textos legales. También se debe analizar todo un conjunto de repercusiones profundas en los mercados de bienes y factores.

3) ¿Qué diferencia un impuesto regresivo de uno progresivo o proporcional?

Frente a los impuestos regresivos, existen otras dos posibilidades:

  • Los impuestos progresivos gravan más a quienes más tienen.
  • Los impuestos proporcionales gravan del mismo modo a todos los individuos, con independencia de su nivel de renta. Más allá del texto de la ley, en la práctica es difícil que un impuesto sea proporcional y no tenga alguna repercusión sobre la distribución de la renta

4) ¿Qué tipos de impuestos pueden ser regresivos?

En España, la Constitución Española establece el principio de progresividad en su artículo 31.1. Por lo tanto, todo tributo que lo contravenga sería inconstitucional. Por ello, vemos cómo existen impuestos que en su ley se declaran progresivos (por ejemplo, el artículo 1 de la ley del IRPF), pero ninguno regresivo.

Sin embargo, la realidad es un poco más compleja. Puede haber tributos que, en un contexto determinado, resulten regresivos. En general, ese efecto de regresividad se suele dar no tanto en el momento de creación del tributo, sino más adelante. 

Por ejemplo, la inflación puede hacer que una tarifa quede desactualizada. Si no se reforma, esta puede gravar de más a las rentas más bajas. En términos reales, estas no disponen de mayor capacidad de pago, pero nominalmente su renta crece. En cambio, en las rentas altas el efecto es proporcionalmente menor. Por tanto, puede sobrevenir una repercusión regresiva fruto del contexto.

5) ¿Es el IVA un impuesto regresivo?

El IVA puede parecer, en principio, un impuesto llamado a favorecer la regresividad. Al fin y al cabo, se cobra igual al rico que al pobre. En términos proporcionales, además, quienes tienen rentas elevadas suelen dedicar al consumo una proporción más reducida.

Sin embargo, el IVA en muchos países tiene mecanismos que contribuyen a mitigar ese efecto e incluso a intentar darle la vuelta. Existen diferentes tipos de gravamen y exenciones que gravan menos los bienes y servicios más esenciales. Estos últimos protagonizan el consumo de las rentas bajas.

De todos modos, el efecto progresivo o regresivo del IVA no es constante. Es un tributo con significativas repercusiones sobre los precios. En ocasiones, las subidas o bajadas del IVA perjudican o benefician a los consumidores, y en otras a las empresas. Lo más común es que perjudique a ambos en proporción variable. Incluso, en un mismo bien puede haber en su cadena empresas más o menos influidas por las evoluciones del IVA. 

De ahí se derivan consecuencias para los beneficios, intereses, salarios y otras rentas de muchos negocios. Por tanto, no solo hay que atender al efecto sobre las familias como consumidoras, sino también como trabajadoras y ahorradoras. Y no siempre todas esas repercusiones van en el mismo sentido de progresividad o regresividad.

6) La presión fiscal indirecta y la regresividad

La gestión de los impuestos es una pesada carga para las economías más modestas. Bien lo saben los negocios más pequeños. Por eso, la presión fiscal indirecta suele promover la desigualdad en la distribución de la renta.

Sin embargo, la tecnología está generando efectos de progresividad fiscal. Con soluciones como Sage 50, las pymes tienen a su alcance un cumplimiento fiscal más sencillo y una gran oportunidad para competir.

En definitiva, gran parte de la regresividad no reside tanto en el texto de las leyes. Es la muestra de un ambiente adverso para las rentas bajas y unas normas que no las benefician. Al contrario, la progresividad no solo depende de cambios jurídicos, sino también tecnológicos y del entorno económico.