Personas y Liderazgo

La salida del socio de la empresa, paso laborioso y complicado

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Cuando las empresas funcionan, no suelen existir problemas importantes entre los socios y administradores de una sociedad y, aunque todo es posible, si existe una correlación clara entre la crisis y caída en las ventas o resultados, en las que comienzan a aflorar situaciones bastante tensas entre los propios integrantes de la sociedad.

En España tenemos varias restricciones importantes para la entrada y salida de socios en las sociedades limitadas, dado que por unas justificaciones bastante extrañas, la entrada de nuevos socios en una empresa es realmente complicada por los propios estatutos. Siempre se prima más la continuidad y transmisibilidad familiar de las participaciones sociales que la venta parcial de la empresa entre ajenos a ella. Supongamos que yo soy un socio de una empresa que quiero abandonar la sociedad ¿cómo puedo proceder?
Para vender las participaciones sociales de una sociedad limitada, es imprescindible contar con la aprobación del resto de socios y la negativa a ejercitar ellos la compra de nuestras participaciones sociales. El primer punto entonces, consiste en comunicar al resto de socios nuestra intención de venta de nuestras participaciones, el precio que queremos por ellas y esperar el plazo marcado en los estatutos. En estos casos, la primera discrepancia se origina siempre en el precio, dado que como en toda transacción mercantil, para quién paga el precio siempre va a ser caro y para quien cobra barato.

La mejor opción es recurrir a la tasación independiente de la empresa y a la asignación de dicho valor por un experto ajeno a la empresa. En este caso, nosotros manifestamos el deseo de vender, el importe tasado que queremos por nuestra parte de la empresa y el plazo para ejercitar dicha compra-venta.

Si ningún socio quiere comprar nuestra parte, podemos entonces solicitar autorización para que nos liberen de las restricciones de venta contempladas en el pacto de socios o estatutos y a partir de aquí, podremos vender libremente nuestra parte.

El problema que vamos a encontrar en este punto, es encontrar compradores que quieran entrar en una empresa con una estructura de socios que ya ha creado problemas, que previsiblemente el control de la misma esté en manos familiares y que por tanto, la inversión que el comprador realiza, va a suponer una pérdida de control sobre su parte de la empresa.

En estos casos, es probable que sea mejor opción plantearnos nosotros la compra del resto de la empresa a los socios con los que no tenemos buena relación o en el peor de los casos, solicitar la mediación judicial para forzar la venta.

En todos los casos, el proceso es complicado, laborioso de poner en marcha y bastante costoso, con lo que rara vez se consigue recuperar parcialmente el importe previsto por la empresa. En todo caso, si hay problemas entre los socios, siempre es preferible pactar un arreglo amistoso entre las partes y ceder cada uno un poco que meternos en procedimientos judiciales caros y costosos que pueden poner en peligro la supervivencia final de la empresa.