Usabilidad significa desarrollar y fabricar productos, sistemas y servicios más fáciles de usar para todo tipo de usuario, de manera que satisfagan las necesidades y requerimientos de los usuarios. La usabilidad está regida por la norma internacional ISO 9241- 11 que proporciona una orientación sobre la usabilidad. Según dicha norma, la usabilidad puede definirse como la manera en que un producto puede ser usado por determinados usuarios para conseguir objetivos específicos con efectividad, eficiencia y satisfacción en un contexto de uso.
Es decir, que en la usabilidad entran en juego varios factores, como la eficacia (si los usuarios pueden completar las tareas o alcanzar las metas), la eficiencia (la cantidad de esfuerzo que necesitan hacer los usuarios para lograr su objetivo) y el grado satisfacción (si los usuarios piensan que es fácil de usar determinado producto).
La usabilidad no debe ser confundida con la «funcionalidad», ya que mayor funcionalidad no significa necesariamente que sea más fácil de usar.
Por eso, existen una serie de normas internacionales para la usabilidad y para poder diseñar los productos, desde el principio, centrándose en el usuario, ya que en muchas ocasiones todos los productos se diseñan para que sean muy potentes y puedan ser muy potentes, pero sin pensar en las personas que deben utilizar dichas herramientas.
El gobierno de los Estados Unidos tiene una web dedicada a la usabilidad donde se pueden consultar diferentes métodos para lograrlo, consultar unas guías prácticas, así como descargar plantillas y documentos con los que poder cumplir mejor las necesidades e usabilidad en el desarrollo de los productos. Aunque en muchas ocasiones se tiende a reducir la usabilidad en entornos web y de software de productos, la sencillez de uso y el desarrollar cualquier producto que sea sencillo de utilizar es algo que afecta a cualquier industria.