Temporada 1: Cómo encontrar y retener a los mejores

Duke Stump Responsable de marca en Newlab

Enciende la llama de la inspiración para crear una cultura empresarial más dinámica

Todos hemos pasado por eso. La alta presión, los plazos que se avecinan y los objetivos que hay que alcanzar. En el mundo de la empresa, todo esto es demasiado familiar. Y, a menudo, cuando la presión se hace sentir, dejamos de actuar desde la inspiración y pasamos a la desesperación. La presión se apodera de nosotros. Se extiende y se irradia; pasamos de una persona a otra.  

No es saludable, y siempre afecta al proceso y al resultado final.  

Cuando jugamos a no perder, en lugar de jugar a ganar, tendemos a ir a lo seguro. Estamos a la defensiva. Esta cultura del miedo («¡este proyecto está condenado al fracaso!») ahoga la oportunidad, la libertad y el propósito de tu equipo. Es posible que se llegue a cruzar la línea, pero es poco probable que haya un resultado positivo y una sensación de logro, por no hablar de la satisfacción personal o del equipo. 

Sin embargo, en cualquier situación, tienes el poder y la capacidad de cambiar tu mentalidad y la de los demás, y de establecer el tono de tu respuesta.  

La forma de enfrentar nuestro trabajo marca la diferencia 

Si aportas un compromiso consciente y un enfoque sin miedo al trabajo que haces día a día, eso marcará el camino. Pregúntate: ¿vamos a ganar o vamos a salir adelante? Un equipo que cree que va a ganar es un equipo que suele ganar. Tu trabajo como líder consiste en inspirar esa cualidad en tu gente. 

Las siguientes tres ideas sustentan los principios de inspiración frente a los de desesperación:    

1. Trabajar desde la inspiración es una mentalidad y un músculo 

Como líder, tienes que presentarte cada día con una mentalidad que se pregunte: ¿estamos trabajando desde la inspiración o desde la desesperación? Durante un tiempo, trabajé como director de marketing de Lime, el mayor proveedor de micromovilidad del mundo. Recuerdo que teníamos cinco semanas para lanzar la marca en Alemania, uno de los mayores mercados. La dinámica en esas primeras reuniones era de desesperación, casi combativa. En un momento dado, animé a los presentes a pensar en lo que era posible: «¿Imaginaros si hiciéramos eso?» La energía empezó a cambiar. Habíamos pasado a una mentalidad más empoderada, de pensar «podemos ganar», en lugar de pensar «estamos a punto de perder». El equipo estuvo increíble y, por increíble que parezca, ese año ganamos los dos primeros premios de la marca en Alemania. Superamos a empresas como BMW, Porsche y SAP. Por tanto, hay que practicar e inculcar esta mentalidad todos los días. Como cualquier músculo, hay que usarlo. 

2. Tu energía define tu cultura 

La energía que traes al trabajo cada día da forma y define tu cultura y tus resultados. Así que ayuda a tu equipo a abordar los asuntos desde un lugar de posibilidades y oportunidades. Haz preguntas. Abre la conversación para obtener resultados mágicos.  

3. Atrévete a soñar 

A veces, lo que se le pide puede parecer imposible. Pero en lugar de verlo como una amenaza, ¿por qué no verlo como una oportunidad? Con inspiración y confianza en uno mismo, pueden ocurrir cosas increíbles. Así que, por muy desalentadora que sea la tarea o el proyecto, no tengas miedo de soñar a lo grande. Fíjate en el objetivo final. Fija un plazo imposible —ya que refuerza la focalización— y pregúntate a ti y a tu equipo: «¿Qué vamos a hacer para que esto funcione?» 

En conclusión… 

En el fondo, la noción de inspiración vs. desesperación es simple. Pero eso es bueno. En el complejo mundo de los negocios y las personas, lo simple es vuestro amigo. Lo simple aporta una gran claridad. Puede ayudarte a marcar la diferencia. Sin límite de lo que podéis lograr juntos.