Grandes productos tecnológicos que acabaron en fracaso
Muchas veces no basta con tener un gran producto en la empresa para garantizar el éxito. La historia de la tecnología es un ejemplo de ello, donde hemos tenido productos a nivel técnico fantásticos pero que frente a otras opciones inferiores no han conseguido triunfar. Son grandes productos tecnológicos que acabaron en fracaso.
Son muchos los factores que también van a influir en su éxito o fracaso. La comercialización, la distribución, la libertad de elección del usuario o la oferta asociada son algunos de los puntos que han determinado que solución se imponía al final cuando se competía entre distintas opciones para implantarse. Al final el aspecto técnico no es más que una variable más, muy importante, pero no menos que el resto a las que se debe prestar atención.
El éxito del PC frente a otras alternativas
En el inicio de la era informática el PC tal y como lo conocemos posiblemente era una de las alternativas más verdes a la hora de competir con otros sistemas, como podrían ser soluciones de Commodore o de Apple. Sin embargo, su capacidad para adaptarse a las necesidades de los usuarios, ofreciendo múltiples configuraciones y la llegada de Windows como sistema operativo que facilitaba esta flexibilidad le proporcionó una gran ventaja sobre las otras dos, mejores técnicamente, quizás más fiables y robustas, pero mucho menos versátiles.
La comercialización por licencias del sistema operativo permitió a muchos fabricantes de componentes apostar por este sistema que les iba a permitir desarrollar sus negocios, mientras que otras alternativas les condenaban a ser meros fabricantes. El PC evolucionó más rápido que sus competidores gracias también al trabajo de estos fabricantes de componentes. Para los usuarios suponía la ventaja de adaptar, ampliar y mejorar el hardware de sus equipos a las necesidades de uso que iban a tener.
El vídeo en el hogar: sistema Beta frente a VHS o 2000
A finales del siglo XX el vídeo llegó a los hogares. Suponía un cambio realmente importante, poder ver películas de cine en los televisores. Pero llegó fragmentado en varios sistemas distintos, Beta, VHS y Sistema 2000. Por lo tanto se necesitaba un aparato distinto para cada sistema y el consumidor tenía que elegir entre uno y otro. Técnicamente los mejores eran Beta, utilizado profesionalmente, y Sistema 2000.
Beta estaba apoyado por una gran cantidad de películas y acuerdos con los estudios para que se distribuyeran en este sistema en lugar del anterior. El sistema 2000 tenía el inconveniente de ser el menos popular y un menor número de títulos a disposición de los clientes. Sin embargo acabó por imponerse el VHS, frente al resto y poco a poco fueron desapareciendo de las estanterías de los videoclubs los títulos para ambas opciones.
¿Por qué acabó triunfando una opción inferior técnicamente? Pues en primer lugar porque para aprovechar estas mejoras técnicas se necesitaban equipos avanzados y en la mayoría de los televisores de la época no eran apreciables. Además la duración de las cintas Beta era algo menor que las VHS, lo que fue un factor decisivo para el triunfo de este sistema. El sistema 2000 no llegó a tener una cantidad de títulos adecuados para hacerlo atractivo para el consumidor.
Minidisc, frente al CD/DVD
El minidisc fue el intento de Sony de pasar a formato digital los populares casetes y luchar contra el CD y después el DVD a principios de los años 90. Permitía grabar unos 80 minutos de música y esta era su gran apuesta. No sólo se podía grabar una vez, sino que se podía borrar y volver a grabar, algo que todavía no se había conseguido con los discos ópticos.
Tuvo un gran éxito en Japón, pero en el resto del mundo, salvo en determinados entornos profesionales no acabó por imponerse a nivel de consumo. Sin embargo, técnicamente era bastante avanzado, permitía una gran calidad de sonido, se preservaba muy bien el disco óptico para que no sufriera deterioro por uso, etc.
Sin embargo tuvo varios problemas, sobre todo de comercialización. Era muy difícil encontrar equipos de sonido con el dispositivo integrado, por lo que se conectaba como algo externo a la cadenas de música. Tampoco era sencillo encontrarlo para integrarlo directamente en un ordenador, donde la aparición de los CD vírgenes y el abaratamiento de las grabadoras finalmente acabaron con las posibilidades de éxito del minidisc.
Como habéis visto son grandes productos a nivel técnico. Muchos de ellos han incorporado novedades que luego llegaron a los rivales que finalmente acabaron por imponerse a nivel popular, pero no acertaron en algunos aspectos claves a la hora de acercar sus soluciones a los consumidores y al final acabaron por desaparecer del mercado.