Tecnología e Innovación

Qué es el fog computing o informática en la niebla

El fog computing o informática en la niebla permite eliminar algunas limitaciones del cloud, aumentando sus ventajas. Pero, ¿qué es el fog computing?

Sage

Cuando hablamos de fog computing (o informática en la niebla) la idea que se busca transmitir es la de «aterrizar la nube» en su término informático.

Sea o no correcto, solemos decir que la niebla son nubes que han bajado hasta la tierra. Así, se quiere acercar aún más los beneficios del cloud computing y evitar algunos de los problemas que conlleva este tipo de uso de la tecnología. Dos cosas han de quedar claras: el fog computing no es una alternativa a la informática en la «nube» ni puede vivir sin ella.

Veamos por qué.

Sin «nube» no hay paraíso

Prácticamente todo el mundo sabe ya qué es la informática en la «nube» y cuáles son algunas de sus principales ventajas. Pero también tiene algunos problemas que pretende solucionar el fog computing.

Podemos decir que el cloud computing se manifiesta en tres grandes áreas: Infraestructura como servicio (IaaS), Plataforma como servicio (PaaS) y Software como servicio (SaaS). IaaS incluye los recursos virtualizados (es decir, el cálculo, almacenamiento y las redes). El PaaS proporciona entornos de software para el desarrollo, despliegue, y gestión de aplicaciones. Mientras, el SaaS son el software, las aplicaciones y los servicios.

La flexibilidad es una de las grandes ventajas de la informática en la «nube» y por eso, entre otras razones, su uso es tan popular. Sin embargo, sigue sin ser la solución perfecta y sigue teniendo algunas limitaciones.

Por ejemplo, podemos decir que entre los usuarios y los dispositivos y la informática en la «nube» aún hay una distancia que puede conllevar problemas, especialmente para aplicaciones sensibles a la latencia (que es el tiempo que pasa entre que se da una orden y esta se ejecuta). A nadie le gusta tener que esperar, pero para algunos sectores, industrias y/o aplicaciones este retardo es crítico.

Podemos mencionar, por ejemplo, los vehículos conectados. Si queremos de verdad que los coches sin conductor sean una realidad deben responder inmediatamente a los datos que las redes les envíen para, por ejemplo, frenar a tiempo ante una incidencia. No puede haber esperas ni siquiera de mili segundos.

Pero también el smart grid (las redes inteligentes, especialmente de electricidad) o la entrega de contenido (pensemos, por ejemplo, en Netflix) dependen de que no haya cortes ni esperas entre una solicitud y su entrega.

La solución está en la niebla

El fog computing es un planteamiento más o menos novedoso para abordar algunas de estas limitaciones del cloud computing. Y decimos más o menos porque aunque empieza a hablarse más en los últimos meses (algunos prefieren hablar de edge computing), lo cierto es que fue en 2012 cuando se acuñó este término.

  • Se trata, en cualquier caso, de un nuevo escenario con el que se quiere aprovechar aún más la informática en la «nube» subsanando algunos de estos problemas. Para ello incluso se ha constituido la OpenFog Consortium, que promueve la colaboración entre las empresas para definir las posibilidades de esta nueva informática.
  • A grandes rasgos, podemos decir que la solución está en colocar los recursos y servicios externos a la «nube» en el borde de la red, para que estén más cerca de los dispositivos finales. Así, se permite que el procesamiento se realice en el borde de la red pero interactuando con la «nube». Gracias al fog computing las funciones principales de la «nube» (como el cálculo, la comunicación, el control, el almacenamiento y la toma de decisiones) están más repartidas y, al mismo tiempo, más cerca del origen de los datos.
  • No se trata de una alternativa a la «nube», sino de un complemento que permite maximizar los beneficios de esta pero eliminando, en la medida de lo posible, algunas de sus carencias. Es una arquitectura novedosa que amplía el potencial de la «nube» tradicional pero situándola en el borde de la red. Así, gracias a este planteamiento podemos decidir qué aspectos queremos ejecutar en el borde de la red (como aquellos sensibles a los problemas de latencia) y cuáles (aquellos que sean más tolerantes al retardo) pueden seguir ejecutándose en la «nube».

¿Cuáles son los beneficios?

El empleo del fog computing, como vemos, aporta varias ventajas. Entre ellas, podemos enumerar una mayor agilidad empresarial. Gracias al desarrollo de herramientas específicas, estas se pueden desplegar rápidamente (y con ellas, otras aplicaciones) en cualquier punto de esta niebla donde sea necesario. Por ejemplo, podemos apostar por esta opción para nuestro ERP (y que esté siempre accesible y sin retardos ni latencia) y confiar solo en el cloud computing para las copias de seguridad después de la jornada laboral.

Por eso, no es de extrañar que según una encuesta realizada por la anteriormente mencionada OpenFog Consortium, la latencia y el ancho de banda de la red son las dos razones más citadas por las que las empresas están interesadas en la informática en la niebla.

Además, cuando incluimos nodos que hacen posible este planteamiento no estamos añadiendo más problemas de seguridad, ya que podemos seguir aplicando la misma política, controles y procedimientos que tenemos para el resto de nuestra red empresarial.

Este fog computing también permite recopilar muchos más datos. A la hora de poder analizarlos, podemos hacerlos de forma local sin tener que enviarlos a la «nube», lo que para muchos puede ser una mayor garantía tanto de seguridad como de privacidad. Como estos datos, además, se quedan en local y no viajan hasta la nube no será necesario que aumentemos el ancho de banda de nuestra red, lo que tampoco nos hará incurrir en un mayor gasto.

Un mercado al auge

Cuanto más utilizamos el cloud computing, más necesario se hace la instalación de esta informática en la niebla. Por eso, se calcula que en 2022 solo el mercado de los componentes de hardware necesarios para desplegar y utilizar este tipo de redes moverá unos 7.66 mil millones de dólares estadounidenses en todo el mundo.

Según la encuesta del OpenFog Consortium, fabricación, ciudades inteligentes y el transporte fueron las tres principales industrias que están apostando por la informática en la niebla.

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