Estrategia y Gestión

Corrige bien y acertarás: ¿por qué son tan importantes las medidas de corrección en los negocios?

Sage

Explicamos el papel trascendental que tienen las medidas de corrección en el control empresarial y su repercusión sobre el conjunto de la gestión de la empresa.

  • Una buena gestión manifiesta conocimiento de cómo reaccionar antes los estímulos y circunstancias del negocio
  • Ante las principales decisiones empresariales, debemos analizar la repercusión que tengan sobre el margen de corrección que pueda tener nuestra compañía

Las medidas de corrección son uno de los pilares no solamente del control, sino también del emprendimiento en general. Por su propia naturaleza, en consonancia con los riesgos que implica, la actividad empresarial está sujeta a innumerables desviaciones del camino trazado. Una buena gestión no es la que no se equivoca nunca (lo cual es prácticamente imposible), sino la que sabe reaccionar ante los estímulos y circunstancias de su negocio.

Por otro lado, no siempre las desviaciones se producen por errores. Una decisión puede estar bien tomada y ejecutada con la información de la que se disponía en su momento, pero volverse inoportuna por la deriva de circunstancias imprevisibles o que, incluso previéndose posibles, eran consideradas improbables. En otros casos, simplemente se han corrido meditadamente riesgos cuyo potencial beneficio compensaba ante la probabilidad de que no se hubiesen materializado.

La importancia de las medidas de corrección en el control

El control puede ser visto desde diferentes perspectivas. Una de las más útiles en la gestión es la que lo ve como un mecanismo de regulación que pretende no solamente lograr la mayor constancia posible de lo que no va como estaba previsto, sino también de estabilizar a la empresa en la dirección adecuada.

Podemos entenderlo mejor con el símil de una máquina. Controlarla no supone únicamente su manejo y la valoración de la tarea que se ejecuta con ella. Requiere mantener la capacidad de dirigir sus acciones hacia los objetivos que pretendamos, a pesar de los posibles inconvenientes que puedan surgir. De no poder hacerlo, coloquialmente decimos que hemos perdido el control de la máquina.

Sí, aprender a manejar la máquina, conocer las dificultades que pueden surgir en el desarrollo de las tareas, cuantificar su rendimiento previsible, las necesidades de mantenimiento, diseñar e implementar medidas para valorar si funciona correctamente es muy importante. Sin embargo, de poco serviría si no pudiésemos corregir su empleo dentro de unos márgenes suficientemente amplios.

En una empresa sucede lo mismo. Las labores relacionadas con la planificación y las mediciones relacionadas con el control pierden efectividad si no somos capaces de tomar medidas de corrección.

El margen de corrección

Paradójicamente, tener el máximo margen de corrección no suele ser lo ideal. El emprendedor se enfrenta cotidianamente a elecciones, que pueden ser necesarias, y que contribuyen a limitarlo.

Un ejemplo de ello es la contratación. Suele ser habitual que en los contratos se establezcan limitaciones a nuestras posibilidades de actuación. Medidas que, sin ellos, serían posibles, dejan de serlo por el acuerdo con un tercero. Si quisiéramos tomarlas, estaríamos sujetos a costes derivados del incumplimiento. Pero ello no significa que el contrato no sea interesante. Sacrificamos cierto margen de corrección, pero obtendremos a cambio otros beneficios de la relación.

Lo mismo sucede con muchas inversiones. Una vez realizadas, no es sencillo volverse atrás para hacer una corrección. Por ejemplo, si abrimos una planta de unas determinadas dimensiones, puede no ser sencillo modificarlas. Pero, como en el caso anterior, eso no significa que no debamos hacer inversiones que nos limitan a largo plazo el margen de corrección.

Los factores más importantes del margen de corrección

Cuando tomamos decisiones que afectan al margen de corrección, debemos considerar diferentes dimensiones. La primera es conocer hasta qué punto podremos corregir después esa decisión. Es decir, nos interesa saber si amplía o reduce nuestra libertad de actuación y en qué medida.

La segunda es una dimensión temporal. La decisión tomada afecta a nuestro margen para corregir, pero queremos saber desde y hasta cuándo. En todo proceso de control es muy importante saber el momento en el que se pueden o no tomar determinadas medidas.

La tercera también es una dimensión temporal. Es la relacionada con el tiempo que va a durar el proceso de corrección. Hay decisiones que contribuyen a que las respuestas puedan ser más rápidas y otras que las hacen necesariamente más graduales.

La cuarta es la relacionada con el coste de la transición. Pasar de un estado a otro suele suponer una adaptación en algún sentido que puede conllevar costes. Las decisiones previas al inicio de la transición pueden condicionar su cuantía.

La reacción ante las correcciones

Uno de los errores más habituales en el diseño y ejecución de medidas de corrección es no tener en cuenta la reacción de terceros. Debemos esbozar cómo podrían responder ante nuestra decisión los trabajadores, los competidores, los clientes, los proveedores, los socios, etcétera.

Normalmente, a sus reacciones deberían seguir otras nuestras y de otras personas y organizaciones. Por lo tanto, puede ser muy útil describir las posibilidades en un árbol de decisión.

A veces, el conjunto de repercusiones puede resultar complejo para las posibilidades de análisis de las que disponemos. Sin embargo, sí conviene prestar atención especial a algunos aspectos. Entre ellos destacan las posibles resistencias al cambio propuesto. Normalmente, ello nos llevará a analizar los posibles incentivos que podamos proponer a terceros para que participen de forma colaborativa en las medidas de corrección. Y eso incluye, por supuesto, a los trabajadores, pero también a cualquier otro tercero que mantenga relación con la empresa y cuya participación en el proceso de corrección sea importante.

Otro aspecto muy decisivo es la comunicación entre departamentos de la misma empresa. Cada uno debe comprender su papel en el cambio y la repercusión que tiene sobre los demás, a fin de que se pueda ofrecer la mayor colaboración. En este aspecto, es muy conveniente contar con soluciones de gestión que permitan la máxima conectividad entre departamentos.

Muchos negocios fracasan por no prestar la debida atención a las medidas de corrección, buscando soluciones excesivamente simplistas a las desviaciones. Sin embargo, si dedicasen el debido tiempo a esta tarea, aprenderían mucho sobre por qué se han producido las desviaciones. Los cambios son como rompecabezas donde todas las piezas tienen que casar.