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Cómo denunciar mobbing, qué hacer y sus soluciones

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El mobbing es una de las lacras que aún existen en algunas empresas y que es difícil de erradicar. Cualquier persona puede ser acosada por uno o varios compañeros de trabajo e iniciar un camino que puede suponer, hasta para el mejor de los profesionales, el peor calvario imaginable.

Si sufres acoso en la empresa o crees que puedes estar en una situación previa, te contamos los pasos que debes dar para gestionarlo. 

Cómo debes actuar si sufres mobbing en tu empresa

Un trabajador en situación de acoso, lo primero que debe hacer es confirmar que lo que él ve (compañeros acosándole, vejaciones, insultos, malas prácticas, etc.) se corresponde con la realidad. Para ello, necesita ayuda externa, dado que las personas que pasan por estas situaciones pueden llegar a sentirse culpables de lo que hacen los demás, pensando que si se lo hacen es por algún motivo.

Una persona de confianza, a la que se le pueda contar lo que se está pasando, es lo que necesita un trabajador que sufre mobbing para empezar a actuar para poner solución al asunto. Un familiar cercano, un buen amigo, en definitiva, alguien en quien confiar de verdad, es el tipo de persona que le puede ayudar.

Los pasos siguientes pasan por acudir a un buen abogado especialista en derecho laboral para que pueda ejercer de guía en la búsqueda de una solución al problema de mobbing en la empresa. Hay que tener en cuenta que se trata de una situación muy seria, que puede afectar a la salud del trabajador gravemente, por lo que el abogado debe involucrarse plenamente desde el primer momento, así que es mejor contratar al mejor que nos permita nuestro presupuesto y evitar soluciones baratas (un amigo, un cuñado, etc.).

El abogado jugará un papel crucial para guiar al trabajador acosado, ejerciendo como profesional en la defensa de sus intereses, lo que incluye el contacto con la empresa para la comunicación de la situación, la negociación de una solución (si hubiera voluntad) y la denuncia (si procede), tanto ante la Inspección de Trabajo, como ante el juzgado correspondiente, así como el asesoramiento en las pautas de comportamiento en todo el tiempo que pasa en la empresa la persona que sufre mobbing.

Hay que tener en cuenta que el trabajo del abogado con un trabajador en una situación de mobbing será a largo plazo, siendo muy complicado conseguir resultados a corto si la empresa no se presta a estudiar el caso y a tomar medidas por su cuenta. Si la dirección no quiere que la cosa se corte por lo sano, o peor aún, si es cómplice de la misma, provocará que la mejor solución sea una negociación larga aunque, por desgracia, lo más probable será que haya que acudir al juzgado, en donde a un trabajador lo más probable es que no le resulte fácil demostrar que sufre acoso.

En todo el tiempo que pase hasta que se resuelva la situación, una regla de oro para el trabajador que sufre mobbing es evitar confrontaciones con terceras personas de su entorno laboral, tanto dentro como fuera del centro de trabajo. Un buen abogado velará para que su cliente actúe de esta manera, aunque probablemente resultará complicado porque la parte acosadora, al hacerse eco de que existe una denuncia por mobbing, es muy probable que intente buscar situaciones de conflicto para usarlas a su favor y justificar sus actuaciones y malas prácticas anteriores, desacreditando al acosado.

En definitiva, encima de apaleado, buscarán que el trabajador que sufre mobbing pague la factura del acoso. Esto significa que desde la dirección de la empresa es posible que hasta se propongan apercibimientos, sanciones, despidos y otra serie de penalizaciones laborales para el trabajador acosado, situaciones para las que la persona acosada debe estar preparada.

El abogado es quien debe guiarle en la manera de proceder cuando se produzca una situación de este tipo, indicándole a quién debe recurrir (representante de los trabajadores), qué debe firmar, qué no y cómo, las palabras a utilizar y evitar, así como otros detalles que marcarán el proceso y puedan servir para generar las pruebas necesarias para poner de manifiesto la situación de mobbing ante la autoridad laboral.

Las consecuencias colaterales para un trabajador que sufre mobbing

Por desgracia, un trabajador que sufre mobbing verá cómo su salud se ve resentida. Por mucho aguante que se tenga, el acoso continuado hace mella y puede llevar a persona duras como rocas a caer y volverse blandas como una esponja. Es algo que hay que gestionar y para ello la asistencia médica, a través de un especialista en psiquiatría, es fundamental.

Debe ser un profesional médico que genere confianza en el trabajador y que pueda guiarle en la recuperación de sus facultades mentales plenas, dejando de lado sentimientos contradictorios de culpa, de síndrome de Estocolmo, la tensión permanente, los problemas con personas del entorno cercano (pareja, hijos, amigos, parientes, etc.) y otros que pueden surgir y poner en riesgo grave la salud de la persona acosada.

El doctor es otra pieza clave en un caso de mobbing, dado que si prescribe una baja ayuda a atar cabos para montar una denuncia ante la inspección de trabajo. No vale una baja amañada, un doctor serio no lo permitiría y a un juez es posible que tampoco le cuele.

Además de la salud, el mobbing provoca otras consecuencias negativas, como son las pérdidas económicas si el trabajador está de baja, si resulta sancionado con empleo y sueldo, las ocasionada por los gastos médicos y de defensa jurídica y por otros conceptos. La parte contraria puede atacar precisamente en este punto al trabajador acosado, dado que suele ser uno de los puntos débiles de este tipo de perfiles, así que es un flanco a cubrir, sobre todo pensando en que la solución definitiva es muy probable que llegue a largo plazo, incluso en más de dos o tres años.

También están los problemas que genera el mobbing en el entorno familiar y de amigos, en el que el paso del tiempo puede llevar a que surjan discrepancias en la forma de gestionar el caso. No es fácil convencer a todo el mundo y no todo el mundo está preparado para entender la estrategia a seguir en la gestión a largo plazo de un caso de mobbing, por lo que hay que asumir que es muy probable que haya alguna baja y alguna relación se resienta.

Por qué hay que actuar cuando se sufre mobbing en la empresa

El principal motivo por el que hay que actuar en caso de mobbing es por justicia, porque hay que cortar de raíz el problema y poner fin a una situación que no debe suceder. Es injusta y nadie debe causar problemas continuados a compañeros de trabajo, menos con carácter voluntario y de forma continuada en el tiempo.

Además, actuando para poner fin a un caso de mobbing, se ayuda a evitar que otras personas pasen por una situación similar. Tanto porque se da ejemplo dentro de la empresa, como en el entorno, si del caso se hacen eco los medios de comunicación y la sociedad se va educando en esta materia.

Todas las personas tienen derecho a ser felices en el trabajo y nadie puede arrebatárselo, por mucha diferencia que haya en su manera de ver el negocio. Así, la mejor solución para las partes, empresa y trabajador, cuando surge una situación como esta, es ponerla de manifiesto y tratar de negociar cualquier solución antes que ir a juicio.

Al trabajador le interesa para evitar un calvario, y a la empresa porque un caso de mobbing impacta en su reputación, pero también lo puede hacer gravemente en su cuenta de resultados, sobre todo si se trata de una pequeña o mediana, y su balance no está muy saneado. Si la disputa ya es entre socios, la cosa se puede agravar hasta términos insospechados, como sucede cuando se quiere diluir a un minoritario mediante acoso, ampliaciones de capital y otra serie de técnicas de «juego sucio».

En conclusión, siempre que se pueda, es mejor para las partes una salida pacífica, si fuera necesario, vía negociación. Parafraseando a los hippies de los 60, en la empresa es mejor hacer el amor y no la guerra, cosa que se demuestra cuando un trabajador sufre mobbing, pasa el tiempo y se ve el resultado para ambas partes.