Eliminar el cambio de hora afectaría (y mucho) a las empresas
Analizamos las implicaciones empresariales que podrían traer los cambios de horarios que se vislumbran en la UE y en España: desaparición de la alternancia de los horarios de invierno y verano y permanencia durante todo el año del horario de invierno. Previsiblemente, habría una tendencia al auge de jornadas más intensivas, lo que favorecería la […]
Analizamos las implicaciones empresariales que podrían traer los cambios de horarios que se vislumbran en la UE y en España: desaparición de la alternancia de los horarios de invierno y verano y permanencia durante todo el año del horario de invierno.
- Previsiblemente, habría una tendencia al auge de jornadas más intensivas, lo que favorecería la tan ansiada conciliación trabajo-familia
- Las empresas deben analizar el impacto que tendrían los cambios en la estacionalidad de su demanda y en la de la disponibilidad de los recursos que necesitan para desarrollar sus procesos
El sentido previsible de las medidas de cambio horario
El horario es una convención social. El tiempo que cada jornada dura el día y la noche son inmodificables. Lo que sí puede cambiar es el momento en el que se realizan las diferentes actividades. En principio, la idea que más fuerza está cobrando es la posibilidad de que España mantenga durante todo el año el horario de invierno y que otros países (especialmente los centrales y orientales) opten por quedarse con el de verano. Eso implicaría que desde la última semana de marzo a la última de octubre amanecería y anochecería una hora antes que en la actualidad. El resto del año el orto y el ocaso se producirían a las mismas horas que vienen haciéndolo hasta ahora. Algunas personas opinan que esa sería una buena oportunidad para, con la misma luz que hay en la actualidad durante gran parte del año, poder madrugar un poco más y acostarnos antes. De este modo, la jornada laboral, la escolar y los horarios comerciales, entre otros actividades importantes, podrían comenzar antes. Por ejemplo, en el tiempo que ocupa actualmente el horario de verano, veríamos la misma luminosidad si nos levantásemos una hora antes. Eso no pasaría en invierno, ya que el sol saldría y se pondría a la misma hora que lo hace ahora y se pretende desarrollar la mayoría de las actividades una hora antes.El fin más temprano de la jornada laboral
El objetivo, principalmente, sería terminar antes la jornada laboral. La manera de hacerlo sería mantener el horario de la comida, separándola algo más del desayuno (quizá hasta una hora completa). Como resultado, la segunda parte de las jornadas partidas sería más breve. En algunos casos, incluso, podría ser innecesaria. Por ejemplo, podría tasarse un pequeño descanso para una comida no muy copiosa. Los defensores de esta práctica sostienen que la interrupción prolongada del trabajo para comer es un enemigo de la conciliación. El empleado no está trabajando, pero no le da tiempo a realizar muchas actividades beneficiosas para su vida personal y familiar porque en un lapso no demasiado largo debe reincorporarse. Además, cuestionan que ese descanso de mediodía pueda tener ningún efecto positivo excesivamente reseñable sobre la productividad. Pero esa práctica no sería gratuita. Exigiría un cierto cambio en dos aspectos. Por un lado, en invierno amanecería a la misma hora que en la actualidad y se pretendería comenzar la jornada laboral una hora antes. Por lo tanto, se comenzaría el trabajo a una hora más oscura. Por otro, en verano amanecería una hora antes que en la actualidad, lo que se aprovecharía para incorporarse a la jornada laboral con la misma luz que hasta ahora. Sin embargo, las tardes estivales durarían menos y se haría de noche más temprano.El desafío de la jornada intensiva
Por lo tanto, parece que el principal desafío al que se enfrentan las empresas es el cierre más temprano de muchas jornadas laborales y el auge de jornadas intensivas. Previsiblemente, ese movimiento tendría un importante apoyo administrativo. Seguramente, cambiarían algunos horarios de trabajo (y atención) en oficinas públicas, servicios sociales, educación y sanidad públicas, transportes, etc. Y, paralelamente, se podrían producir reformas legales. En el sector privado, puede haber un segundo movimiento de apoyo a las jornadas más intensivas. Se trataría de empresas que se considerarían beneficiadas por el asentamiento de jornadas continuadas por diversas razones, por ejemplo:- Porque haya sido una reclamación de sus empleados que podría mejorar su clima laboral.
- Empresas que, dada la configuración de sus procesos, piensen que el auge de la jornada intensiva en otras empresas les beneficia.
- Empresas que buscan atraer la simpatía de consumidores favorables a este tipo de cambios.