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La internacionalización era un proceso que, no hace muchos años, se asociaba generalmente a la gran empresa. Principalmente, ellas eran las que exportaban, buscaban proveedores extranjeros, reclutaban trabajadores y formaban equipos en otros países, realizaban inversiones más allá de nuestras fronteras, se asociaban con empresas de otras naciones, solicitaban financiación extranjera, etc.

En los últimos años, la internacionalización ha dado un giro muy importante. La internacionalización de las pymes es un fenómeno cada vez más extendido.

Algunas vías de internacionalización de las pymes

Existen grados variables de internacionalización, pero muchas han comenzado por un primer paso muy importante: el comercio exterior.

La importación en las pymes

Por un lado, en la actualidad es cada día más sencillo encontrar el proveedor extranjero adecuado. Han disminuido las trabas arancelarias y no arancelarias, hay un gran número de eventos internacionales especializados en los más diversos sectores, la mejora de los transportes ha facilitado los viajes de negocios, las tecnologías digitales favorecen un intercambio fluido de información entre proveedor y cliente, etc.

Las pymes y la exportación

Por otro lado, la exportación es más sencilla para las pymes. En los últimos años, los canales digitales se han convertido en poderosos aliados de ese proceso. Por ejemplo, muchas se han lanzado a exportar a través de su propia tienda online o por mediación de un marketplace.

En las pymes industriales y agrarias también se está produciendo un impulso de la exportación. Fundamentalmente, está viniendo de la mano de empresas muy especializadas. Necesitan mercados amplios para poder tener la demanda necesaria para poder permitirse realizar inversiones que impulsen su especialización y también, en general, la calidad de sus productos. La exportación es el camino natural.

También está cobrando protagonismo la prestación internacional de servicios. Por un lado, por la prestación de servicios a distancia, pero también por la mejora de los servicios en movilidad. Por ejemplo, la nube ha permitido que profesionales que prestan sus servicios en diferentes países cuenten en cualquier lugar con la información almacenada en ella y con las aplicaciones que usan en su vida cotidiana profesional.

El protagonismo de las startups

No menor está siendo el protagonismo de las startups en proceso de internacionalización. Normalmente, parten de un tamaño pequeño. La mayoría comienzan con una apuesta disruptiva en su país. Lograr diseñar y poner el proyecto en marcha es un proceso complejo. Sin embargo, las que tienen éxito en su país alcanzan una experiencia que con frecuencia intentan trasladar a otros. Su gran ventaja es que atesoran un conocimiento valioso. Su reto es trasladarlo a diferentes contextos, como el de otras naciones.

En general, el proceso de internacionalización de las startups puede llegar a ser más profundo. Sí, procuran vender en varios países, pero no se quedan ahí. Buscan financiación y alianzas internacionales. A menudo, abren filiales y sucursales en otros países. Intentan ya no tanto dirigir su producción a un entorno geográfico más amplio, sino más bien adaptar una idea y una experiencia a contextos internacionales diferentes.

En definitiva, no olvides que el proceso de internacionalización de las pymes presenta oportunidades y dificultades.