¿Tu empresa tiene un conflicto jurídico? Siete soluciones para resolverlo
Las soluciones a los conflictos jurídicos son muy importantes para cualquier empresa, ya que, con cierta habitualidad, se presentan controversias con los trabajadores, en los contratos con proveedores y clientes, con los acreedores y deudores, con la competencia con la Administración, con los propios socios de la empresa, etc.
En esta entrada abordaremos las principales soluciones que puede barajar la empresa en diferentes tipos de conflictos jurídicos.
1) Los recursos administrativos
Cuando no estamos de acuerdo con la actuación de la Administración, la primera solución suele ser el recurso administrativo. Podremos interponer un recurso de reposición ante el órgano que dictó el acto con el que no estamos de acuerdo. Si no nos dan la razón, podemos interponer un recurso de alzada ante su superior jerárquico. Incluso podemos prescindir del recurso de reposición y recurrir directamente en alzada.
En el ámbito tributario existen unos órganos especiales encargados de llevar este tipo de asuntos: los tribunales económico-administrativos. Los hay regionales, locales (en Ceuta y en Melilla) y también hay uno central. Además, existe una Sala Especial para la Unificación de Doctrina.
Los recursos administrativos también son la puerta de entrada para acudir a la justicia en nuestros conflictos con la administración. Para poder presentar un recurso contencioso-administrativo hay que haber agotado previamente la vía administrativa.
2) Acudir a los jueces y tribunales
El recurso a los jueces y tribunales es, la mayoría de las veces, la solución más drástica. Agotadas las otras posibles soluciones a un conflicto jurídico, toca llegar hasta el final. Lo primero que hemos de considerar es que, normalmente, acudimos a la justicia para que declare primero lo que debe ser según la ley. Sin embargo, no siempre es voluntariamente aceptado por las partes y, algunas veces, se hace necesario acudir a la justicia para que ejecute la sentencia.
En segundo lugar, hay que tener muy presente la duración del trayecto por los juzgados y tribunales. Los procesos judiciales pueden prolongarse y, en muchas ocasiones, las resoluciones son recurribles.
En tercer lugar, hay que buscar la colaboración de los profesionales adecuados. En este caso necesitaremos un abogado que nos asesore y defienda nuestras posiciones y, normalmente, un procurador que nos represente ante los juzgados y tribunales.
3) La mediación
Generalmente, la mejor solución a un conflicto jurídico es llegar a un acuerdo con la otra parte. La mediación lo que hace es interponer una tercera persona neutral entre las partes. El mediador busca armar una negociación que permita resolver el asunto.
Por un lado, permite compartir entre las dos partes los costes de resolver el conflicto. Por otro, intenta evitar los costes derivados de la incertidumbre que supone una batalla judicial.
Es especialmente útil en aquellos casos en los que buscamos no solamente resolver el conflicto jurídico, sino también preservar una buena relación con las otras partes del conflicto.
4) El arbitraje
El arbitraje es una forma de poner fin a un conflicto sin recurrir a la justicia. Diríamos que el árbitro sustituye al juez. Suele ser más rápido que el recurso ante la justicia. Además, existen modalidades especiales de arbitraje en diversas materias como la laboral, el de consumo, las especialidades internacionales, etc.
Al arbitraje se le pone fin con un laudo que tiene unos efectos semejantes a los de una sentencia firme. Además, se puede reclamar su ejecución forzosa, si es necesario.
Una de las diferencias con el recurso a la justicia es que además de un arbitraje de derecho, donde la solución debe ceñirse a la ley, existe también un arbitraje de equidad, si así lo acuerdan las partes. En ese caso, el árbitro podrá resolver lo mejor según su conciencia. Además, el arbitraje lo pueden resolver entre varios árbitros. Incluso pueden participar no juristas, lo cual puede ser especialmente útil en asuntos muy técnicos.
5) La transacción
La transacción, que se puede producir con o sin mediación previa, es un contrato mediante el cual las partes evitan o ponen fin a un litigio. Se parte de que no se conoce cuál sería la solución que daría la justicia. Por esa razón, cada parte puede transigir en algo para evitar el riesgo de una solución adversa para sus intereses.
La transacción evita costes y genera un reconocimiento mutuo de la parte de razón que puede llevar cada uno. En algunos casos, puede llegar a hacer constructivo el conflicto, encontrándose todas las partes en mejor situación que antes de iniciarse dicho conflicto.
6) El allanamiento
El allanamiento supone el reconocimiento de las pretensiones de la otra parte. Es el cauce, por ejemplo, para reconocer que la otra parte tiene razón.
Incluso cuando pensemos que la otra parte no tiene razón, existen situaciones en las que hemos de admitir nuestra derrota. Se trata de casos en los que seguir adelante con el conflicto podría traernos costes excesivos, incluso en largo plazo. Esos costes pueden estar o no relacionados con el proceso. Por ejemplo, puede ser el caso cuando continuar con el conflicto pueda dañar la reputación de la empresa.
7) Dejar pasar el tiempo como solución a un conflicto jurídico
Lo que hoy puede resultar conflictivo, mañana puede dejar de serlo. Por ejemplo, puede que cambie nuestra apreciación o la de la otra parte. O, simplemente, puede que dentro de un tiempo a alguna de las partes no le resulte conveniente el conflicto.
Este tipo de situaciones se dan frecuentemente cuando el conflicto se relaciona más con actitudes y situaciones mantenidas en el tiempo y que, en un momento dado, pueden cesar. Esperar y ver puede ser una solución. No obstante, hay que tener en cuenta que las acciones judiciales tienen unos plazos de prescripción.
Conocer las principales soluciones a los conflictos jurídicos es muy importante para pymes y autónomos. El conflicto jurídico es muy habitual en la práctica empresarial y hay que saber manejarse adecuadamente.