Estrategia y Gestión
Qué es el CAPEX, entiende las cifras más allá de la fórmula de cálculo

Respondemos a las principales dudas y cuestiones que rodean al CAPEX y explicamos cómo calcularlo y analizarlo.
- El cálculo del CAPEX es muy rápido, pero su interpretación requiere una reflexión sosegada
- Gastos de capital y gastos operativos están separados por una línea más delgada de lo aparente
Averiguar qué es el capex supone ir un punto más allá de comprender una definición o una fórmula de cálculo. Es necesario, además, adentrarse en las dimensiones cualitativas que están detrás de esta cifra.
¡Comparte! Los gastos de capital tienen una importante repercusión empresarial. Aprende qué es el CAPEX.
CAPEX es, en un primer vistazo, un simple acrónimo en inglés (capital expenditure) que podemos traducir como gasto de capital. Pero veamos un poco más profundamente qué supone el capex y qué utilidad tiene.
¿Qué es el CAPEX?
Podemos definirlo como los gastos de capital en contraposición a los operativos. Representa la inversión realizada en el activo fijo (también llamado activo no corriente o inmovilizado). Se trata de bienes y derechos destinados a permanecer por más de un año en la empresa.
Esta inversión tiene dos componentes:
- Un CAPEX de mantenimiento destinado a mantener la capacidad productiva de la empresa en el nivel actual. Se relaciona con las amortizaciones.
- Un CAPEX de expansión orientado al crecimiento de la capacidad productiva. Se relaciona con los activos fijos nuevos.
Pueden distinguirse dos componentes del CAPEX: el de mantenimiento y el de expansión
El cálculo del CAPEX
Retrospectivamente, ya con los datos de la contabilidad en la mano, resulta bastante sencillo calcular el capex. Simplemente, sumaríamos a las amortizaciones el incremento del valor del activo no corriente.
Sin embargo, el mayor interés del capex es realizar presupuestos, valorar las necesidades de inversión y de financiación. En esos casos, lo que nos interesa es hacer una predicción del CAPEX o relacionada con él.
Por ejemplo, podríamos emplear un modelo econométrico de regresión en el que el CAPEX se explique en función de un conjunto de variables. Eso nos permitiría estimar a cuánto alcanzaría la inversión necesaria para abordar los proyectos que tenemos.
El CAPEX futuro es predecible. Te contamos cómo.
Otra posibilidad sería utilizar un modelo que estime no el valor del CAPEX, sino la probabilidad de que, dadas unas determinadas condiciones, sea necesario alcanzar una determinada cuantía en concepto de CAPEX. Eso nos podría ayudar mucho en casos en los que nos interesa saber si va a haber dificultades para desarrollar un proyecto, pero existen dificultades para superar un determinado montante de financiación.
Con frecuencia, también se emplean previsiones más simplificadas como las basadas en múltiplos de la cifra de negocios. Suponemos que más o menos necesitaremos una determinada inversión en capital por cada euro que vendamos. Por lo tanto, si planificamos un volumen de negocios, aproximamos que vamos a necesitar un capex que sea el producto de multiplicar las ventas por ese múltiplo.
Las ratios de CAPEX
Una de las grandes cuestiones es si el CAPEX es elevado o reducido en relación, por lo general, a los datos de la misma empresa en otros momentos o los que, en ese instante, mantiene la media del sector o algún competidor muy relevante.
Ahora bien, para establecer esas comparaciones suele ser conveniente recurrir a cocientes que calculan la proporción que supone el capex sobre una determinada magnitud. Visto de otra manera, representan qué inversión en capital fijo se necesita para lograr una unidad monetaria de la magnitud de comparación que puede ser, por ejemplo:
- Beneficio contable.
- Ebitda.
- Flujo de caja operativo.
- Ventas.
- Ingresos.
En otros casos, no es tanto la rentabilidad de los activos lo que nos interesa, sino otros factores como:
- La repercusión del CAPEX la dimensión del inmovilizado. Podemos tomar el ratio CAPEX /activo fijo o el ratio capex/activo fijo material.
- El crecimiento. Una de las formas más simples de medirlo es calculando el ratio CAPEX /amortizaciones. Si es elevado implica, en principio, que gran parte de la inversión en capital fijo es de expansión. Si es reducido, lo que predominará es el mantenimiento.

Para entender el CAPEX lo mejor es ponerlo en relación con otras magnitudes. Descubre las ratios de CAPEX.
¿Qué es bueno: mucho o poco capex?
No existe una respuesta universal. Mientras en unas empresas un capex elevado y creciente es muestra de que existen proyectos reales que reclaman inversiones, en otras puede denotar una sobreinversión. Incluso, en ciertas ocasiones, existen perturbaciones transitorias que elevan o reducen el CAPEX de la empresa sin consecuencias importantes en el largo plazo.
Otro aspecto muy relevante que debemos tener en cuenta es que, a la hora de medir el CAPEX, podemos incluir o no los intangibles (dependiendo de lo que queramos medir). Pero, en todo caso, muchas empresas que, aparentemente, tienen un CAPEX reducido están, en realidad, realizando fuertes inversiones inmateriales que no siempre tienen registro en la contabilidad.
Ciertamente, existen muchos recursos importantes, incluso imprescindibles, cuya consecución puede reclamar un gasto continuado y que, sin embargo, no aparecen en la contabilidad porque no se puede decir que la empresa los controle, por no ser separables ni proceder de derechos contractuales o legales o porque no cuentan con una valoración fiable. Por lo tanto, no podemos remitirnos a su valoración contable ni a las amortizaciones para calcular el capex destinado a estos recursos fijos en la empresa.
Ejemplos de esta clase de recursos no faltan:
- El know-how.
- El capital humano atesorado por la plantilla.
- La valoración de la clientela.
- Los contactos de la empresa.
- La fortaleza y flexibilidad organizativa.
Disponer de estos recursos reclama gastos que no se reflejan en un mayor capex, pero que persiguen una filosofía muy semejante a la de los que sí aparecen en las cuentas anuales y que se pueden conocer fácilmente: dotar a la empresa de recursos que permanecerán a largo plazo en la misma para fortalecer su capacidad productiva.
El impacto contable y fiscal del CAPEX
Contablemente, el gasto que se realiza en los bienes de capital fijo se reparte a través de los años a través de las amortizaciones. Además, en determinadas condiciones, puede ser necesario dotar una determinada corrección por deterioro.
No siempre el CAPEX se imputa contable y fiscalmente en el mismo período e igual cuantía
Fiscalmente, la deducibilidad queda, generalmente, ligada, en primer lugar, a su imputación contable. Sin embargo, la normativa fiscal marca diversas matizaciones que pueden hacer que el gasto contable representativo del capex lo sea fiscalmente en un período distinto o que, incluso, no sea deducible a pesar de que esté contabilizado.
La línea que separa el CAPEX del opex
Realizamos unas inversiones en capital fijo, pero su puesta en marcha reclamará diversos tipos de gastos operativos (opex) como salarios, arrendamientos, licencias, servicios de profesionales independientes, suministros, consumos de capital variable, etcétera.
Sin embargo, la línea de separación entre gastos operativos y de capital puede ser mucho más fina de lo que parece. Un ejemplo de ello son los arrendamientos que contablemente son calificados como financieros u operativos en función de la transmisión de riesgos y beneficios, más allá de la forma jurídica a través de la cual se articulen.
¡Comparte! El CAPEX puede convertirse en opex. Averigua sus ventajas e inconvenientes y descubre cómo hacerlo de forma inteligente.
En cualquier caso, existen decisiones que pueden disminuir el capex sin necesidad de que ello impacte en una menor capacidad productiva como, por poner algunos casos:
- La externalización de algunas tareas. Si, por ejemplo, disponíamos de camiones propios y decidimos contratar el servicio a terceros, podemos seguir haciendo empleo de este tipo de transporte con ciertas diferencias organizativas, una reducción del capex y un aumento del opex.
- El consumo de recursos compartidos. Por ejemplo, se puede hacer uso de la economía colaborativa para echar mano de determinados bienes y servicios solamente cuando se necesitan.
- La nube. Un ejemplo es el software como servicio alojado en la nube y en el que se sustituye la inversión en equipos y programas complejos en un pago por uso.
Convertir CAPEX en opex de forma inteligente
En principio, la inversión tiene dos caras contrapuestas:
- Entre dos empresas con el mismo beneficio, será económicamente más rentable aquella que lo logre con un activo menor y ahí entra el inmovilizado. Las empresas que logran transformar CAPEX en opex pueden mejorar su rentabilidad.
- El CAPEX tiene un papel clave en la expansión de las empresas, en su transformación tecnológica, en el avance de la productividad y en la viabilidad de proyectos necesitados de inversión en capital fijo.
Convertir CAPEX en opex implica renunciar a una parte del control de las inversiones que sustentan las perspectivas de avance de la empresa. Por lo tanto, hay que atender a aspectos cualitativos que nos digan hasta qué punto se está haciendo de forma inteligente, lo cual reclamará:
- Conservar cierta capacidad para adaptar los bienes o servicios a la empresa. Un ejemplo lo tenemos con las oportunidades de personalización de soluciones estándar en la nube.
- Aprovecharse de la parte de pérdida de control para “empaparse” de todo lo positivo que nos puedan aportar nuestros proveedores. Así, por ejemplo, es posible que un servicio externalizado nos reste cierta autonomía, pero nos puede ofrecer a cambio la profesionalidad de un proveedor muy especializado.
- Un perfecto conocimiento del marco jurídico de los contratos que nos permitan convertir CAPEX en opex
El CAPEX representa los gastos asociados a los bienes y derechos que la empresa ha de controlar a largo plazo para desarrollar sus proyectos. Es importante contar con soluciones contables que nos permitan disponer fácilmente de toda la información necesaria para poner esta cifra en su contexto.
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