Vacaciones en la empresa, razones por las que descanso y desconexión no son sinónimos
Llega un momento del año en que empezamos a necesitar vacaciones. No es que estemos más cansados física o mentalmente, simplemente es que los fines de semana ya no bastan para volver a recargar pilas y regresar el lunes a tope.
- Explicamos por qué es importante desconectar de la empresa en vacaciones y cómo las políticas de la empresa pueden favorecer la desconexión
- Descansar y desconectar no son sinónimos. Es necesario trabajar ambos aspectos para volver con fuerzas renovadas después de las vacaciones para afrontar el resto del año
Cuando cogemos vacaciones en la empresa solo tenemos ganas de salir por la puerta y olvidarnos de todo durante esos días que tenemos por delante. Dos son los objetivos: descansar y desconectar. No son exactamente sinónimos, pero necesitamos de ambos si lo que se desea es volver con las fuerzas renovadas para afrontar otro año laboral.
Sin embargo, no siempre es posible y cada día es un poco más difícil lograrlo en un mundo conectado, donde nuestro teléfono es un hilo invisible que nos puede llevar de nuevo a la empresa en cualquier momento. Y nos hace volver a pensar en cuestiones laborales, clientes, temas pendientes, etc. que nos impiden relajarnos y también descansar de nuestro día a día.
Desconexión en vacaciones, un derecho cada día más demandado por los trabajadores
No es raro ver a alguien, durante estos días, en la playa hablando de temas laborales. No se trata ya de afrontar una emergencia, sino de que muchas veces nos llaman o envían mensajes para cuestiones intrascendentes. Lo cierto es que es un tema que no se encuentra regulado en la legislación laboral española.
A esto se suman las posibilidades técnicas de trabajar desde casa en cualquier momento, ya sea través de una conexión remota o de una aplicación en la nube. Poder trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar no implica no tener tiempo libre o de descanso. Es necesario establecer tiempos de desconexión digital.
Todo esto va creando un desgaste importante en el día a día que influye directamente en el rendimiento de los trabajadores. La capacidad de concentración merma si no se desconecta y se descansa. La productividad está directamente relacionada con ello. También nuestra lucidez mental para dar respuesta a los problemas. Es una cuestión de salud laboral.
La legislación laboral del derecho a desconexión
Por eso algunas empresas han comenzado a incluirlo en sus convenios. El derecho a la desconexión, a no coger el teléfono de empresa o responder a correos fuera de horas, no solo durante las vacaciones sino también en el día a día, alargando la jornada laboral más allá de las horas que pasamos en la oficina o llevando el trabajo hasta el fin de semana.
Sin embargo sí existe una directiva europea que lo ampara. En otros países de la Unión ya se encuentra regulado, como el caso de Francia, donde las compañías de más de 50 trabajadores tienen que fijar los horarios de conexión al móvil e Internet, de común acuerdo con la plantilla.
El partido en el Gobierno ya presentó alguna iniciativa en su momento para avanzar en esta cuestión. Se trata de proteger los derechos de los trabajadores, pero también evitar la fatiga informática en el caso de trabajo a distancia de forma total o parcial.
Descanso no es sinónimo de desconexión
Una cuestión diferente son los workaholic que creen necesitar estar constantemente ocupados. No solo se trata de que no desconecten, sino que, muchas veces, para lograrlo primero planifican unas vacaciones de actividades constantes, donde todo está programado con antelación.
Y logran desconectar, pero no descansan. Tan importante es olvidarse de cuestiones laborales como descansar física y mentalmente. Si no dejamos de planificar nuestras vacaciones, de estructurar cómo va a ser nuestro día a día, no vamos a lograr olvidarnos del trabajo. Físicamente, seguramente hemos descansado, pero no mentalmente.
Nuestra cabeza no para. No hemos acabado el día y ya estamos pensando “mañana vamos a la playa a tal sitio” pero si hace mal día planificamos otra alternativa, con diferentes opciones para comer y pasar la tarde. Y así cada día de vacaciones. Nada queda a la improvisación… No hay planes abiertos. Todo lo hemos previsto antes. Al fin y al cabo, es lo que hacemos en nuestro día a día; ahora simplemente lo hacemos para nosotros.
Pero se trata de un error. Tan importante es el descanso físico como el mental. A veces somos capaces de reconocer un cansancio físico, pero no tanto el intelectual. Y en ambos casos nos puede llevar a cometer errores e incluso a tener accidentes laborales en la empresa. Por eso es fundamental utilizar las vacaciones para lo que realmente son, olvidarnos de todo lo que hacemos en el día a día.