Finanzas

Emisión de facturas falsas: dos ejemplos de lo que no debe hacerse

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En Galicia, en contraposición con la baja natalidad de esta Comunidad Autónoma, parece que hay una gran fecundidad en lo que respecta a facturas falsas, que se generan por diferentes motivos y se llevan a cabo de distintas maneras.

Dos han sido los casos que han tenidos bastante repercusión mediática. El primero está relacionado con la antigua Pescanova, cuya facturación era entre un 77% y un 80% ficticia en los años 2011 y 2012, según la empresa de auditoría KPMG. El otro caso tiene que ver con la carpintería Las 5 Jotas, que en teoría se dedicada a la fabricación de casas de madera, pero en la práctica su actividad principal era «la fabricación de facturas falsas», aunque como es obvio no estaba dada de alta en el IAE en esta actividad.

Sin embargo, estas prácticas suelen acabar mal. Por ejemplo, el caso de la carpintería de facturas falsas se ha saldado con un centenar de empresarios condenados y el carpintero en la lista de los 50 españoles más buscados por la Europol, mientras que en el caso de Pescanova sus antiguos directivos tienen varias causas abiertas en la Audiencia Nacional.

Financiarse con facturas falsas

En el caso de Pescanova, se emitían facturas a empresas instrumentales, cuyos precios se inflaban hasta en un 1.264% y que, además, no eran representativas de una transacción real de mercancía.

Para esta compañía, la emisión de este tipo de facturas no tenía la finalidad de generar un quebranto a la Agencia Tributaría, siendo el objetivo obtener financiación, por lo que, cuanto más altas fueran estas facturas, más dinero se obtenía de las entidades financieras, las cuales acabaron con hacerse con el control de la quebrada compañía, que opera ahora con el nombre de Nueva Pescanova, siendo ahora un grupo saneado, que opera con normalidad.

Sin embargo, al expresidente de la vieja Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, acumula nueve delitos por los que será juzgado: falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica, estafa para captar inversores, estafa a entidades financieras, falsedad en documento mercantil, insolvencia punible, alzamiento de bienes, uso de información relevante e impedimento de la actuación del organismo supervisor.

Las facturas falsas como instrumento de un fraude fiscal

El caso de la carpintería familiar de Vigo Las Cinco Jotas es diferente al de Pescanova, ya que el objetivo de la emisión de las facturas falsas era cometer un fraude fiscal millonario, ya que estas facturas en realidad no pagaban IVA.

En este caso, se estima que el fraude a Hacienda puede ser superior a los 10 millones de euros, aunque, por el momento, los instructores no han podido precisar aún la cantidad defraudada, siendo esta una macro causa en la que han declarado más de 200 personas y que se ha saldado con un centenar de empresarios condenados.

Las miles de facturas que emitió esta empresa, que llego a tener una facturación ficticia en torno a los 150 millones de euros en el periodo 2005-2010, tenían diferentes finalidades: blanqueo de capitales, defraudar a Hacienda y justificar gastos inexistentes.

En este caso, la operativa consistía en la emisión de facturas por parte de la carpintería, cuyo importe era transferido a las cuentas de la empresa por sus clientes, para acto seguido retirar dinero en efectivo, que era entregado a los ordenantes de las transferencias, sin devolver el importe del IVA que la empresas cliente se deducía, pero que Las 5 Jotas no ingresaba en Hacienda.

En una ocasión, quedó acreditado en el juicio que el máximo responsable de Las 5 Jotas, José Manuel Costas, salió de una oficina bancaria con 300.000 euros ocultos en una bolsa negra. Finalmente, según el fallo del juez, el fraude a Hacienda superó los 3,9 millones de euros.

Aunque ninguno de los dos procesos ha sido archivado todavía, ambos demuestran que no hacer las cosas bien puede salir caro. Y no solo por las multas millonarias que acarrea, sino por la posibilidad de ir a la cárcel por ello. Facturar con propiedad y llevar la contabilidad al día es un «must» de cualquier empresa que quiera seguir siendo empresa en el futuro.