Personas y Liderazgo

¿Hasta qué punto podemos hablar de activos humanos?

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Nos acercamos al concepto de activos humanos tanto desde el punto de vista contable como desde el financiero y explicamos las claves de la valoración de la plantilla.

  • Contablemente, no podemos hablar de activos humanos
  • Desde el punto de vista financiero, las características de la plantilla son uno de los factores que más influyen en la valoración de la empresa

Activos humanos” es una expresión que coloquialmente se emplea con cierta frecuencia y que tiene una gran repercusión financiera. Sin embargo, es en la valoración de la plantilla donde se produce una de las grandes diferencias en las perspectivas financiera y contable.

Por ello, la valoración de la plantilla se convierte en un gran reto para los responsables financieros, contables y de gestión de personas en las empresas. Comprender las diferencias de enfoque es fundamental para lograr un buen entendimiento de la información que cada departamentos produce o reclama de los demás.

¿Se puede hablar de activos humanos desde la perspectiva contable?

A quien no tiene conocimientos contables le puede llamar la atención que leyendo un balance, observando el patrimonio de la empresa, en el activo aparezca la valoración de elementos importantísimos para su funcionamiento, tanto materiales como intangibles, y, sin embargo, no figure una partida referida a la plantilla.

En realidad, la explicación es bastante sencilla: la plantilla no cumple la definición de activo. De ella se esperan esfuerzos que contribuyan a generar rendimientos a lo largo del tiempo. Sin embargo, para que un elemento de la empresa pueda considerarse activo contable debe tratarse de un recurso controlado económicamente por la empresa.

Así, podemos decir que controlamos económicamente, un inmueble, una marca o una máquina, por ejemplo. Por el contrario, en el caso de las personas, su libertad escapa al control de la empresa.

Tampoco sería fácil establecer una valoración fiable desde el punto de vista contable. No hay un precio de adquisición de los trabajadores, ni un coste de producción, a pesar de que las empresas destinen sumas importantes a invertir en sus trabajadores, más allá de la mera retribución. Sería muy complicado determinar qué tipos de desembolsos van destinados a un hipotético activo contable denominado plantilla.

Incluso, aunque hubiesen cumplido la definición de activo, hubiese sido complicado encajar los “activos humanos” como un intangible, ya que no es identificable. El valor de la plantilla no procede exactamente de la posición jurídica de la empresa en los contratos de trabajo.

¿Y desde la perspectiva financiera?

Aunque contablemente no podemos registrar el valor de la plantilla, eso no quiere decir que no lo tenga. De hecho, cuando alguien adquiere una empresa, uno de sus primeros puntos de atención es la plantilla.

  • Debemos partir de que la misma colección de medios materiales e intangibles puesta a disposición de dos plantillas distintas no generará los mismos flujos netos de caja. Y detrás hay, principalmente, razones de política retributiva, organizativas, de disponibilidad de talento y de capacidad para motivarlo e incentivarlo.
  • Pero, para poder comprender esos factores que hacen especial a nuestra plantilla y que aumentan o minoran el valor de la empresa, debemos disponer de herramientas que nos permitan manejar correctamente la información laboral. El objetivo es analizar cómo se comportarían los pagos y cobros que se espera que realice a lo largo del tiempo nuestra empresa en función de distintos escenarios.
  • Por ejemplo, imaginemos que realizamos una predicción acerca de nuestras expectativas de cobros y pagos en función de si realizamos un programa formativo para un conjunto de trabajadores. Nos interesará conocer cómo afectaría al valor de la empresa ante diferentes escenarios del entorno.
  • Otro aspecto importante es la labor de control. Una vez hemos proyectado cómo diferentes factores relacionados con la plantilla afectan a los flujos de caja, debemos valorar si los cobros y pagos que esperábamos se van cumpliendo a lo largo del tiempo y encontrar una explicación a las desviaciones.
  • Igualmente, resulta muy informativo comparar las proyecciones de flujos de caja de nuestra empresa con las que se esperarían de una semejante, pero que no poseyese las características más particulares de nuestra plantilla, sino las de una plantilla promedio en nuestro sector. Es ahí donde podremos averiguar cómo el “activo humano” aporta valor al negocio.

Entender cómo la plantilla aporta valor a la empresa es una labor importantísima que reclama una colaboración entre los departamentos financiero y de recursos humanos y la disposición de las herramientas tecnológicas adecuadas.