Finanzas

Tic-tac, tic-tac… Última quincena del año: por qué es crítico que no te olvides de los ajustes contables

People in an office looking a laptop

Ya falta menos para las campanadas de fin de año, pero, ¿estará a punto el reloj de la Puerta del Sol? Jesús López-Terradas, relojero del reloj de la Puerta del Sol, nos explica cómo mantiene a punto el reloj, para que las campanadas suenen puntualmente el día 31 de diciembre de cada año, campanadas que sonaran también para el cierre contable de las empresas.

Como cada fin de ejercicio, los responsables de la contabilidad de las empresas se preparan para la realización de los ajustes contables del fin de ejercicio, pero hay cuatro cosas que los contables pueden aprender del relojero de la Puerta del Sol y poner en la práctica en sus libros:

  1. El mantenimiento no es exclusivo del mes de diciembre, todas las semanas se realiza una revisión, esto en contabilidad es fundamental para que no nos den las campanadas y tengamos, por ejemplo, muchas partidas pendientes de aplicación
  2. Las labores de mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol incluyen su engrase, su revisión y su control, al igual que el buen contable deber revisar y verificar la corrección de los apuntes contables que se van introduciendo, realizando para ello la conciliación de las cuentas contables.
  3. Si en un momento determinado se ve que algo no está como creemos que debe de estar, inmediatamente, se corrige y se deja a punto, algo que también se debe ir haciendo en contabilidad si no queremos que se nos acumule el trabajo de cara al cierre contable.
  4. Para estar preparados para la nochevieja, a principio de mes, se revisa el sistema de la bola que no funciona durante todo el año, siendo esto algo equivalente a los ajustes contables de fin de año.

Los 7 principales ajustes contables a realizar con el cierre del ejercicio

Si bien las campanadas marcan el inicio del sprint final, muchas tareas contables de fin de ejercicio ya se pueden ir realizando antes de que nos comamos las uvas, ya que, una vez en enero, se nos puede acumular la carga de trabajo.

Los ajustes contables más habituales son:

  1. Reclasificación de las deudas del largo plazo al corto plazo, a no ser de que mes a mes realicemos la reclasificación de las deudas con el pago de las cuotas de los prestamos.
  2. Variación de existencias para corregir el resultado del ejercicio en función de las mercaderías consumidas, para ello tenemos que tener claro que el resultado de la empresa es la suma de los ingresos menos los gastos, pero que los gastos no son las compras, sino los consumos. Debemos pues restar de las compras realizadas las existencias no consumidas, utilizando para ello la cuenta (61) o la (71) de variación de existencias, o por el contrario puede suceder que en el ejercicio consumiéramos más existencias que las que hemos comprando debiendo por lo tanto reflejar dicho beneficio también mediante esta cuenta.
  3. Dotaciones de amortizaciones del inmovilizado material e inmaterial para reflejar el desgaste de los activos y registrar el gasto correspondiente.
  4. Dotar todo tipo de provisiones es algo que se debe reflejar en la contabilidad para que de esta manera queden registradas las contingencias previstas por depreciación de activos, riesgos, etc.
  5. La periodificación de determinados ingresos y gastos, como por ejemplo los seguros, donde se ajusta el gasto a la parte correspondiente al año que se cierra. Con la periodificación de ingresos y gastos estamos realizando una distribución real en la cuenta de resultados de los ingresos y gastos que tenemos en un ejercicio pero que alcanzan a uno o varios años.
  6. La realización del asiento del impuesto de sociedades una vez realizados todos los ajustes anteriores.
  7. Asiento de regularización de ingresos y gastos y de cierre de ejercicio. Una vez contabilizadas todas las operaciones del ejercicio se anulan todas las cuentas de ingresos y gastos obteniendo una única cuenta que recoge el beneficio (saldo acreedor) o pérdida (saldo deudor), para acto seguido realizar el asiento de cierre saldando todas las cuentas abiertas, cargando las cuentas que tengan un saldo deudor, mientras que se abonarán las que tengan saldo acreedor. Si no hubiéramos realizado los ajustes contables enumerados anteriormente el resultado de la compañía saldría distorsionado y no reflejaría la imagen fiel.

Y, una vez cerrada la contabilidad, ya solo nos quedará por delante la presentación de los libros contables y de las cuentas anuales.