Estrategia y Gestión

Controla la cuenta de resultados de tu empresa

Sage

Resaltamos la importancia de la correcta elaboración de una cuenta de resultados que proporcione información relevante para la toma de decisiones.

  • En qué nos debemos de fijar para conseguir mejorarla tanto cuantitativa como cualitativamente
  • La cuenta de resultados es algo más que una obligación, es también un instrumento en la toma de decisiones

La cuenta de resultados, o cuenta de pérdidas y ganancias, es un documento que nos informa de los ingresos y gastos de una empresa en un periodo determinado. Por tanto, sirve a la empresa para obtener información sobre su gestión en sus operaciones ordinarias.

Si se realiza un seguimiento adecuado, podremos distribuir durante el periodo en cuestión los distintos gastos e ingresos por líneas de negocio o productos para focalizar más su información y de forma que sea lo más fiable y directa posible.

Hablamos, en definitiva, de un documento que permite analizar de forma más genérica o más concreta, en función de su estructura, la marcha del negocio de una sociedad durante un ejercicio contable. Explica los beneficios o pérdidas, dependiendo de cómo se agrupen los diversos conceptos de ingresos y costes y según cuales sean los criterios que se sigan a la hora de contabilizarlos.

Los tipos de cuenta de resultados

Dos son los tipos más habituales:

  • La cuenta de pérdidas y ganancias normativizada, que se prepara con un objetivo fiscal (determinar la cuantía del impuesto sobre los beneficios empresariales, fundamentalmente) y también de información a terceros. Responde a los criterios legales relacionados con las normas de contabilidad generalmente aceptadas.
  • La cuenta de resultados de gestión, que se formula y estructura con el objetivo de ayudar en el control de la empresa. Aporta información relevante sobre los distintos ingresos y costes y, por ende, en dónde repercuten e inciden generando beneficios o pérdidas.

Los principales elementos de la cuenta de resultados

Los principales elementos de la cuenta de resultados son:

  1. Resultado de explotación. Es el resultado que se genera por la actividad habitual del negocio, ingresos menos gastos normales de explotación, que incluyen las amortizaciones.
  2. Resultado operativo o EBITDA. Se define como el resultado de explotación sin tener en cuenta amortizaciones, provisiones, intereses financieros e impuestos.
  3. Resultado financiero. Como su propio nombre indica, recoge los distintos ingresos y gastos financieros incurridos en el periodo.
  4. Resultado extraordinario. Aquí se englobarían todos los gastos e ingresos que no guardan una relación directa con la actividad habitual de la empresa.
  5. Resultado neto. Sería el resultado final de la actividad empresarial del periodo, una vez deducido el impacto del impuesto sobre beneficios.

Claves para analizar la cuenta de resultados

En primer lugar, y como punto de partida fundamental, lo primero que llama nuestra atención es el hecho de que la cuenta de resultados produzca un resultado positivo o, por el contrario, sea negativo.

  • Desde un punto de vista financiero, no quiere decir que se cuente con más o menos liquidez o tesorería. Es, por tanto, clave distinguir, y nunca confundir, ingresos y gastos con cobros y pagos. Porque, en la mayoría de las ocasiones, los ingresos o los gastos tienen plazos de cobro y pago distintos y generan posiciones de liquidez distintas a lo que un resultado puede indicar en un determinado momento. La clave reside en saber si ganamos o perdemos, por supuesto, pero también en comprender cómo lo hacemos.
  • Ello no quita para que la buena gestión de la tesorería, para la cual es importantísimo contar con las herramientas tecnológicas adecuadas, tenga un impacto en los resultados de la empresa.
  • Lo más importante para conseguir información para un correcto control y una adecuada gestión de nuestra actividad reside en el diseño de nuestra propia cuenta de resultados teniendo en cuenta las distintas líneas de negocio, tipos de clientes, proveedores y, en general, qué tipo de empresa es y el sector en el que operamos.
  • Tanto los ingresos como los gastos deben presentarse de una manera desagregada y no como un total. Por ejemplo, pueden mostrar cifras relacionadas con nuestras líneas de negocio, grupos de clientes, rotaciones, mercados nacionales o internacionales…
  • También es muy conveniente trabajar el margen bruto. Analizaremos cómo inciden los ingresos entre los gastos variables y su soporte para los fijos. Controlaremos de esta forma nuestro punto muerto o umbral de rentabilidad. Así podremos saber el resultado de la actividad del negocio y, conociendo su incidencia, obtendremos conclusiones sobre nuestra gestión y rentabilidad.
  • Igualmente, fijaremos nuestra atención sobre los costes máximos de estructura que podemos mantener en función de nuestras ventas y costes directos variables. Además, si fuese necesario, tomaremos las pertinentes medidas correctoras.
  • Otro aspecto relevante es el análisis de nuestro resultado financiero. Buscaremos conocer nuestros costes financieros y saber si nuestra capacidad de endeudamiento ajeno está controlada o, por el contrario, es excesiva. Muchos negocios podrían ser rentables, pero simplemente se encuentran tan endeudados que los costes financieros afectan en una medida excesiva a la cuenta de resultados, provocando pérdidas.
  • Los beneficios los aplicaremos, entre otros destinos, a su reparto entre los propietarios y a la realización de inversiones que contribuyan a impulsar el negocio. Y, en su caso, de haberlas, las pérdidas deteriorarán nuestras posibilidades de inversión y la rentabilidad y credibilidad de la empresa.

Por todo lo dicho, es vital un correcto análisis de nuestra cuenta de resultados. Más allá del saldo positivo o negativo, debemos intentar averiguar cómo podemos mejorar nuestros ingresos y a qué coste, así como conocer si debemos basar nuestro negocio desde un punto de vista de rotación o de margen. Y, con ese fin, nuestro aliado tiene un nombre: cuenta de pérdidas y ganancias analítica.